Que el Deportivo ha ejercido de embajador de A Coruña por el mundo y que su impacto todavía resuena como la marca más reconocible de la ciudad a ojos de un foráneo es una máxima difícil de cuantificar en valor económico. Sin embargo, se trata de una realidad tan incontestable como que la salud del equipo y la salud de muchos sectores de la ciudad son vasos comunicantes. El reciente ascenso, unido a la histórica llegada de la ACB con el Basquet Coruña, abren un nuevo horizonte para la hostelería y la hotelería, quizás los dos sectores más directamente afectados por la rutina deportiva. 

Más allá de que el histórico fin de semana del doble ascenso acabase literalmente con las existencia de alcohol en muchos barrios de la ciudad lo que está claro es que el clima de éxtasis repercute directamente en el consumo, y que la proyección internacional resulta una inversión en la marca A Coruña con una penetración de valor incalculable, tal y como afirma Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña: “Es promoción turística y un negocio redondo desde la hostelería a los taxis o el comercio. La promoción que nos hace el Deportivo no tiene parangón con nada, porque viajas por el mundo y si la ciudad se conoce es por el Deportivo. Te gastarías una fortuna de dinero en conseguir una repercusión como la del Depor, y si ahora llega el baloncesto además es fantástico”.

Durante los últimos días muchos aficionados al baloncesto de toda la vida en la ciudad, los que se comían al Sondeos del Norte en la polideportiva número 1 de Riazor y se convertían en sonámbulos con el Plus, recordaban al difunto Andrés Montes. Antes de Parásitos él llevó al prime time las patatas y los churros bonilla en sus narraciones. Básicamente, era el sinónimo de un tiro libre al estilo Shaq, de esos poco ortodoxos y que entraban una de cada dos veces.

Enamorado de una ciudad a la que realizaba frecuentes escapadas, Montes no comprendía A Coruña sin su hostelería, pero tampoco sin el Depor. El fútbol con fatatas Bonilla sabía mejor. Pero quién le iba a decir que el tsunami naranja se uniría a una ecuación que no puede ser otra cosa un flujo de felicidad para todas las partes.

Temporada baja 

Por su parte, Agustín Collazos, presidente de la Asociación Empresaria de Hospedaje de A Coruña (Hospeco), apunta al deporte como sustento en épocas de vacas más flacas: “Siempre que hay un evento deportivo en la ciudad se nota y ahora vamos a poder tenerlos casi semanalmente. Las competiciones tienen lugar durante algunos de los meses más complicados de la temporada baja para el sector como es entre noviembre y abril, así que sin duda esta ayuda será clave”.

La salida del profesionalismo trajo a la ciudad ligas más de proximidad, que favorecían los desplazamientos masivos. Sin embargo, el aumento de las distancias en muchos casos, así como en el caso del baloncesto la llegada de aficiones con mucha más tradición, jugará a favor de las pernoctaciones en la ciudad.
Y es que un evento capaz de movilizar a 30.000 personas cada 15 días, y otro que posiblemente vaya  acercarse a las 10.000, son un lujo en una ciudad que hace tiempo buscaba instalarse en el estado de felicidad y abandonar la depresión deportiva.

 Solamente el regreso del Deportivo al fútbol profesional, así como la llegada de un menos habitual como el Basquet Coruña, han ocupado largos espacios en los principales medios de comunicación nacionales, además de prestigiosas cabeceras como ‘The Guardian’. La hostelería se prepara para el sábado que viene, cuando la gran celebración del ascenso promete volver a dejar secos los locales, en una movilización que volverá a recordar a la de la noche de San Juan .