La afición del Depor se bebió hasta la última gota de los bares de Riazor

La afición del Depor se bebió hasta la última gota de los bares de Riazor
Los hosteleros tuvieron una dura jornada el domingo y trabajaron a destajo durante horas | Joaquín Abad

Hordas sedientas de euforia y sin rumbo determinado pulularon por los alrededores de la fan zone de Riazor durante horas, aunque con el paso de las mismas sus necesidades eran más difíciles de cubrir. Puede decirse que el ascenso del Depor y su impacto social y económico desbordaron literalmente todas las previsiones. Y es que solamente así se explica el hecho de que ningún bar del entorno de Riazor acertase con la cantidad de viandas y brebajes para abastecer a las casi 100.000 personas movilizadas por el partido. Antes de la medianoche la escasez era ya evidente y buena parte de los que aún brincaban y deseaban seguir la fiesta comenzaron un peregrinar de barra en barra. 


Como si de un festival se tratase, la organización había dispuesto vasos de plástico para que el envase y su dueño fueran uno a lo largo de todo el día. Sin embargo, eso no impidió que los más sibaritas optasen por mantener intacto el sabor original de su consumición y tomasen prestado sin devolución los envases de cristal de algunos establecimientos. Ahí comenzó el primer problema: para cuando el suministro de la fan zone no daba más de sí y comenzó la búsqueda desesperada los hosteleros no tenían en qué servir. Poco después la mayor parte no tenían qué servir. 


Mutó también la conversación habitual: del ‘ponme X con Y’ al ‘sólo me queda Z’. Y Z voló como las burbujas del espumoso. No habían llegado siquiera la medianoche y algún establecimiento tuvo que tomar la medida más drástica: echar la verja y dar por finalizado el día. La caja estaba hecha, pero pudo haber sido de órdago. Algunos de los hosteleros menos acostumbrados a la noche alucinaban por colores, blanquiazules para más señas. “Ni en San Juan habíamos despachado tanto”, reconocía un camarero visiblemente agotado. Otros, más curtidos en los horarios AM, también tomaban como referencia la noche meiga. “Fue prácticamente igual, aunque con la gente mucho más venida arriba”, explicaba un empresario.


Como nota curiosa, y evidencia de que el Deportivo no solamente pertenece a los coruñeses, un cliente percibió que la noche de su ciudad tenía un acento ligeramente diferente al habitual. “Hoxe na Coruña fálase con gheada e seseo”, indicaba. Y es que si el vínculo del equipo con la Costa da Morte o el Barbanza es de sobra sabido, el hecho de que muchos de sus estudiantes residan entre semana en A Coruña favoreció ese efecto llamada.


Al igual que buena parte de la hostelería, muchos de esos locales permanecían ayer cerrados por descanso, un descanso más merecido que nunca, y también con el dulce regusto de haber vaciado los almacenes en plena exaltación de la felicidad en A Coruña. 

La afición del Depor se bebió hasta la última gota de los bares de Riazor

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