Guerra sucia: la política municipal se centra en la limpieza viaria

Guerra sucia: la política municipal se centra en la limpieza viaria
La alcaldesa, Inés Rey, durante el pleno | Patricia G. Fraga

El pleno del jueves, el primero del año, sirvió para calentar motores de cara a un curso político marcado por las elecciones de mayo y en el que los partidos de la oposición jugaron una de cartas que servirán de comodín en los próximos meses: el de la limpieza. El resultado fue que la concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, que en la última parte de este mandato está manteniendo un perfil público bastante bajo, se vio interpelada en varias ocasiones por los concejales de los distintos grupos. 
 

La limpieza y la recogida de basura han sido dos puntos débiles del Gobierno local desde el principio. Inés Rey heredó el problema de la Marea: estos dos contratos millonarios, junto con el de la planta de reciclaje, no se habían renovado en tiempo y forma.  
 

Tanto el portavoz municipal del BNG, Francisco Jorquera, como el del PP, Roberto Rodríguez, se dirigieron a Fontán, que ponía cara de circunstancias. Armados con los datos proporcionados por el sindicato mayoritario en las dos concesiones, STL, le echaron en cara los incumplimientos de los contratos por parte de las empresas. Sin embargo, quizá por tratarse del primer día, el tono fue moderado. Rodríguez incluso aclaró que no tenía intención de desgastarla. “Yo ya vengo desgastada de casa”, le respondió Fontán, de una manera un tanto enigmática. 
 

Desgaste 

En general, todo el Gobierno de Inés Rey viene de sufrir un desgaste muy acusado en la primera mitad de este año, marcado por una serie de eventos entre los que destaca la dimisión del concejal de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, que supuso el estallido de una fractura interna de un partido, el del PSOE local, que no ha sido capaz de curar todas las heridas que se abrieron tras la derrota ante el PP de Carlos Negreira.  
 

Rey jugó la carta de su afinidad con el Gobierno central visitando el día antes del pleno Madrid, donde obtuvo de la Ministra de Transportes, Raquel Sánchez,  el compromiso de revisar la licitación de Alfonso Molina y la Cuarta Ronda, infraestructuras paralizadas desde hace años. También logró que se celebre un cumbre hispano alemana en la ciudad en octubre entre el presidente, Pedro Sánchez, y el canciller germano Olaf Scholz.
 

Tampoco la Marea Atlántica está viviendo su mejor momento: con unas expectativas de voto bajas, que ponen en entredicho la supervivencia de su grupo municipal, el jueves tuvo que decir adiós a Claudia Delso, antigua edil de Participación Ciudadana durante el mandato de Xulio Ferreiro. Delso se marcha a Barcelona, donde ha encontrado trabajo. Su despedida no ha sido ni mucho menos tan ruidosa como la de Villoslada, dado que se va en buenos términos con el grupo municipal. Sin embargo, reivindicó la “pluralidad interna”. Parte de esa pluralidad se perdió cuando, al inicio del mandato, la concejala Podemos, Isabel Faraldo, se separó del grupo municipal sin que por el momento la Marea apueste por unir fuerzas de nuevo.  
 

Sin cortapisas

La Marea Atlántica no incide tanto en el tema de la limpieza viaria. En parte porque la portavoz del grupo, María García, tuvo que afrontar muchas críticas el pasado mandato por el estado de las calles, cuando ejercía de concejala de Medio Ambiente. Y en parte, porque la Marea sigue siendo el socio preferente del Gobierno de Inés Rey. En cambio, el nuevo portavoz del PP y candidato a la Alcaldía, Miguel Lorenzo, no tiene ninguna de esas cortapisas. 
 

El pleno del jueves fue su estreno y sacó a relucir otro de los temas estrella del PP en esta campaña que se avecina: la seguridad, denunciando el problema de las ocupaciones. Lorenzo fue ya concejal durante varios años, así que muchos le conocían. Su tono fue cordial, como es habitual en él, y se acomodó para lo que va a ser una larga campaña.

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