El periódico del 13 de septiembre de 1997 destacaba la noticia de que Javier Ferreiro pasará dos años en la cárcel, la estatua de María pita, que presidirá su renovada plaza en enero del próximo año.
El colectivo ecologista Adega, (Asociacion para a defensa ecolóxica de Galiza) valoro ayer en rueda de prensa el informe del Instituto Tecnológico Geominero de España (dependiente del Ministerio de Medioambiente), que se ha incorporado recientemente al sumario del caso Bens. Los detalles del estudio ya fueron publicados en El Ideal Gallego el pasado miércoles, coincidiendo con el primer aniversario de la caída del basurero. Los técnicos hacen referencia a dos “ elementos clave “ que pudieron contribuir a que se desencadenase la catástrofe: la gran altura del basurero y el exceso de lixiviados en una zona prácticamente saturada al pie del vertedero. La altura máxima de una escombrera en la que no existía drenaje es de 6 metros. Pues bien, según reseña el presidente de Adega, Manuel Soto, la altura del basurero coruñés llego a ser cercana a los 60 metros, es decir superior en unos 50 a los recomendables.
409 años después de mandar al otro mundo a un soldado de su majestad y convertirse para siempre en símbolo de La Coruña, María Pita recibirá el agradecimiento de sus vecinos. Un homenaje materializado en el monumento y la reforma de una plaza de la que muy posiblemente se sentiría orgullosa la heroína. Después de 409 años, no parece exagerado el aire ceremonioso que el alcalde, Francisco Vázquez, quiso dar el anuncio de adjudicación de la reforma del recinto más “pateado" sin duda por lugareños y foráneos. Vazquez explicó que el gobierno municipal ha decidido depositar su confianza en una empresa de reconocido prestigio, Necso Entrecanales Cubiertas, que, amén de otros requisitos exigidos, ahorrarará 84 millones a los ciudadanos, puesto que el presupuesto de la obra rondaba los 313 y finalmente se adjudicó en 228. El alcalde manifestó que la reforma de la plaza se realizará de tal manera que el palacio municipal salga ganando: tres escalones darán mayor realce al octogenario edificio, que también experimentará otros cambios significativos. De forma paralela se realizarán varias reparaciones en la calle subterránea del parking, con la impermeabilización del techo, la corrección del pórtico de entrada y la eliminación de algunas columnas para facilitar la circulación de vehículos. También se cambiará el mobiliario artístico, siguiendo el modelo de la plaza del Ayuntamiento de París, con bancos de piedra y hermosas jardineras, reposición y renovación del pavimento e iluminación artística de la plaza, su superficie y la fachada del ayuntamiento con cañones de luz.
Esta redundancia la perdonaría hasta Lázaro Carreter. María Pita brillará, por fin, en María Pita. El sueño del alcalde y las manos del prestigioso escultor José Castiñeiras harán posible la fusión del recinto con la imagen de la heroína que lleva su nombre. También es preciso recordar a otro escultor, José González Giménez, que allá por el 1890 diseñó una María Pita para el mismo lugar. Castiñeiras tomo como modelo la pieza de Gonzalez Giménez y, para hacer una reconstrucción pormenorizada de los hechos ocurridos el 14 de mayo de 1589, en los cuatro bajorrelieves que se colocarán en la base del zócalo del monumento realizó estudios exhaustivos en archivos, bibliotecas, museos y publicaciones relativas a los hechos. Tres años de trabajo quedan reducidos a una pieza de bronce de 3,25 metros y un pedestal (en granito de Parga, como la fachada del ayuntamiento) de 4,60 metros. El grupo escultórico principal representa la heroína en pie, en actitud de lucha con una pica en la mano derecha (debió ser diestra) mientras que con la izquierda socorre a un soldado coruñés herido de muerte. El alcalde anunció que los pies de la escultura se colocará un pebetero encendido de manera permanente que “servirá de homenaje a las personas que dieron su vida por la libertad“.
El empresario gallego Francisco Javier Ferreiro-Parga, que en el pasado martes llegaba a un acuerdo con los fiscales norteamericanos para declararse culpable de comerciar con el enemigo, cumplirá probablemente entre 21 y 27 meses de cárcel de una pena máxima de cinco años, según los fiscales. El empresario coruñesa asume el cargo, una decisión que su familia justifica alegando que “un mal acuerdo es mejor que un buen pleito que no termina nunca “