El fútbol y la música triunfaron en A Coruña la noche del domingo 21 de noviembre de 1999. En Riazor ganó el Dépor, 5-2 al Sevilla, y en el Coliseum lo hizo el grupo The Pretenders, liderado por Chrissie Hynde. Fueron dos de los temas destacados en El Ideal Gallego tal día como hoy hace 25 años. Hace 50 el espectáculo nocturno no fue deportivo, ni tampoco musical, sino acuático, por el inesperado géiser que se formó por la rotura de una tubería en Villa de Negreira. El chorro vertical desde el suelo llegó a alcanzar los 40 metros ante la sorpresa de los vecinos. En 1949, hace 75 años, era noticia un robo en un taller de carpintería de la calle Juan Canalejo, y en 1924 el diario denunciaba la precariedad de las instalaciones del Juzgado Municipal de Monelos.
La banda británica The Pretenders hizo vibrar al numeroso público congregado a partir de las siete de la tarde de ayer, 21 de noviembre de 1999, en el Coliseum coruñés. Casi con una hora de retraso sobre la prevista, las guitarras de The Pretenders iniciaron un esperado concierto que conmovió a unas tres mil quinientas personas que se congregaron en el Coliseum al inicio del concierto, aunque a las diez y media de la noche seguía llegando gente, procedente del partido de fútbol que enfrentó en Riazor al Deportivo y al Sevilla, por lo que llegaron a sumar más de 5.000 personas.
El equipo coruñés encabeza la clasificación de Primera División tras imponerse al Sevilla (5-2) en un encuentro que tuvo todos los alicientes para entusiasmar a los aficionados: buen fútbol, goles, tres penaltis y el homenaje a los exjugadores blanquiazules Alfredo y Nando. Djalminha fue la figura del conjunto de Javier Irureta, que acabó el partido con diez hombres al ser expulsado Songo’o, cuyo puesto pasó a ocupar Flavio. El Celta, que ganó en Valladolid, es segundo en la tabla, empatado a puntos con el Deportivo.
¿Petróleo? ¿Oro negro en La Coruña? No vendría mal en estos tiempos de crisis de combustible. Pero se trata de agua; agua cristalina y clorada que brotó inesperadamente en la noche de ayer, 21 de noviembre de 1974, en la coruñesa calle Villa de Negreira. El deteriorado pavimento en esta zona de la ciudad cedió al paso de los vehículos y reventó una tubería, saliendo un chorro de agua que llegó a alcanzar unos cuarenta metros de altura. Durante más de media hora estuvo brotando impetuoso este espontáneo manantial, que algún coche aprovechó incluso para quitarse de encima el barro de estos infernales días de la estación de otoño. Los técnicos pusieron fin, no sin apuros, al escurridizo líquido elemento.
Por otra parte, la grúa municipal retiró en la tarde de ayer, 21 de noviembre de 1974, un coche que estaba mal aparcado. En el interior del mismo se encontraban un perro y dos canarios. Cuando el perro sintió que el coche circulaba sin estar su amo dentro, armó un escándalo indescriptible, ladrando y saltando por el interior del vehículo como si estuviese rabioso. Total, que estalló un auténtico pandemónium entre perro, canarios, guardias y el público, admirado a lo largo de la avenida de Finisterre al ver el insólito caso de un perro furibundo saltando dentro de un coche, llevado el can por la grúa por estar aparcado indebidamente el vehículo de su dueño. Se ignora la suerte que los animales hayan podido correr.
El pasado domingo, 20 de noviembre de 1949, unos ladrones se trasladaron a un taller de carpintería instalado en la calle Juan Canalejo del que es propietario el industrial don Manuel Núñez Parada. Naturalmente, no fueron allí a terminar ningún trabajo pendiente. Cogieron en sus manos, eso sí, varias herramientas de carpintería, que valían alrededor de 350 pesetas. Pero no para utilizarlas con ese fin, sino simplemente para venderlas.
También en el capítulo de sucesos, a consecuencia de caídas y contusiones recibieron ayer asistencia en la Casa de Socorro del Hospital Mercedes González Sande, domiciliada en la calle de San Amaro 25, bajo; Braulio Carrera Hermida, de 24 años, que habita en la calle de Tabares 10, bajo, y la niña María Josefa Abeledo Abeledo, con domicilio en Montroy número 10.
Varias veces nos hicimos eco de las fundadas reclamaciones del público que acude al Juzgado Municipal de Monelos. Está instalado tan indecorosamente que no puede consentirse que el bochorno continúe por más tiempo. Allí, en una única sala están instalados el Juzgado y el Registro Civil, y tienen que estar el juez y todos los funcionarios y personas que acuden a dicha oficina. Es tal la miseria de la instalación, que los vocales del tribunal tienen que permanecer en pie durante las visitas. Y todavía parte del escaso mobiliario es propiedad particular del secretario del Juzgado. Por estos datos puede juzgarse de la urgencia de que el Ayuntamiento, o quien sea, busque un pronto remedio para evitar que una dependencia oficial esté alojada tan indecorosamente. Hasta ahora nada han podido hacer los plausibles esfuerzos del juez municipal don Antonio Vicente.