El del hidrógeno verde es el último proyecto municipal afectado por la crisis de suministros

El del hidrógeno verde es el último proyecto municipal afectado por la crisis de suministros
El salto de agua donde se instalará la turbina | Pedro Puig

El 17 de enero el Ayuntamiento había anunciado que, antes de que acabara el mes, la planta depuradora EDAR de Bens comenzaría a producir hidrógeno verde. Sin embargo, las previsiones no se han cumplido y la causa ha sido la consabida crisis de los suministros: los técnicos han estado esperando la llegada de las piezas procedentes de Francia. Se trata de una historia que se repite con demasiada frecuencia y que echa al traste las previsiones. 
 

El problema en este caso es que las fuertes lluvias que marcaron el final de 2022 habían dañado un grupo hidráulico. A esto hay que añadir los habituales trabajos de obra civil, conexiones y puesta en marcha. Todo consiste en instalar una turbina en el salto de agua depurada que va a caer el mar. Con dicha turbina, se produce la electricidad necesaria para la electrólisis que separa el agua en oxígeno e hidrógeno. 
 

Esto es, en resumidas cuentas, el hidrógeno verde: obtener la energía para la electrólisis de una fuente renovable, no contaminante. Actualmente se está finalizando la obra civil para suministrar todos los servicios al electrolizador, como el agua y la energía eléctrica. La turbina está en fase de arranque y ajuste así que, con suerte, todo estará finalizado en marzo.

 
Será entonces cuando comenzará la puesta en marcha del electrolizador. El hidrógeno que producirá ya tiene destino. Según comentó la concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, el mes pasado: “Coa capacidade da EDAR para producir este hidróxeno estimamos que se podería subministrar de combustible a dous autobuses urbanos”.

 

Otros casos

El del hidrógeno verde no es, ni mucho menos, el único proyecto municipal que se ha visto afectado por la crisis de suministros. En una economía globalizada, la mayor parte de los componentes son de importación, de manera que los problemas de transporte o de materias primas suponen un grave inconveniente a la hora de cumplir las previsiones. No hace mucho, el concejal de Movilidad, Infraestructuras y Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, reconoció que la Zona de Bajas Emisiones “está en el aire”. 


Díaz aludió, concretamente, a la crisis de contenedores al señalar “los problemas que hay con el suministro marítimo”. Otro caso muy semejante es BiciCoruña, el sistema de bicicletas públicas municipales. A día de hoy existen 35 estaciones repartidas por toda la ciudad pero el concejal de Movilidad señala que la crisis de suministros está afectando el ritmo de instalación, y puede que el proceso no finalice en este mandato. En efecto: está previsto llegar a 55 estaciones de BiciCoruña, pero “también es cierto que existen temas que son ajenos a la Concejalía, que afectan al suministro y demás pero, desde luego, estamos trabajando con este escenario”, apuntó Díaz Gallego.
 

Desde 2019

Todas estas incidencias son recientes, pero el problema se remonta a 2019. Un ejemplo de ello es la calle de Pintor Joaquín Vaamonde. Se inauguró el 23 de septiembre de 2021, con las antiguas farolas a la espera de que llegaran las nuevas. Lo mismo ocurrió con la Policía Local, que tuvo que esperar semanas por siete nuevas furgonetas que estaban listas a excepción de los microchips, a principios de 2021.


Además de los retrasos, hay que tener en cuenta los sobrecostes. Los proyectos constructivos se encarecieron de media un 50%, porque materiales como el aluminio habían disparado su precio en el mercado y algunos contratos habían quedado desiertos por ese motivo y han tenido que se licitados de nuevo. 

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