Ni siquiera un hábito tan marcadamente patrio, y con unos matices y particularidades tan enxebres como la hostelería parecen escapar de la alargada sombra del Tío Sam. En las últimas semanas se ha detectado en ciudades como Madrid y Barcelona una tendencia creciente a introducir la fórmula de propina ‘a la americana’ o, lo que es lo mismo, el añadido de la otrora medida de gratitud como una parte más de la cuenta. No obstante, el sector advierte de que A Coruña se mantendrá fiel a la tradición y eso de cambiar nuestra forma de proceder en la hostelería se percibe como muy lejana.
Según el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete, se trata en primer lugar de una técnica que choca frontalmente con la forma de entender la relación entre empresa y trabajador en España. “Hablamos de que en el concepto americano el empresario prácticamente paga el seguro médico, nada más, y es algo que no se puede aplicar”, recuerda. “Quien hable de implantar la propina americana es un desconocedor, porque la ley aquí es mucho más proteccionista con el trabajador”, añade.
Opciones con emoticonos
Que la propina made in USA tenga como regla principal insertarla e incluirla en la suma final no quiere decir que las fórmulas no incluyan también algo de ese característico ‘show business’ que hasta convierte en aventura o en atractivo el pasar por caja. Así, en el ya estandarizado lenguaje de los emoticonos las facturas vistas en Madrid o Barcelona responden con una cara triste el hecho de no dejar propina, mientras que al 5 por ciento le corresponde una cara sonriente y otra muy alegre al 10 por ciento. Otros, en cambio, diferencian entre tres opciones (5, 8 o 10 por ciento) o una opción libre.
En ese sentido, Cañete remarca la voluntariedad de la acción y el sentido original de la misma, dentro de la relación camarero-cliente. “No es viable, las tres opciones de Estados Unidos no tienen ninguna lógica aquí, porque dejarían de ser un agradecimiento”, explica.
Fomento
La paulatina desaparición del dinero en efectivo en detrimento del móvil y la tarjeta redunda negativamente en lo que para muchos trabajadores supone una ayuda extra a final de mes.
En ese sentido, el presidente de los hosteleros de A Coruña sí pide un esfuerzo y no perder una tradición voluntaria. “Que se fomente dejar propina es importante, porque la tendencia con el pago electrónico es a la baja”, lamenta. “La propina es un cariño con tendencia a desaparecer”, prosigue Cañete.