El puente de Todos los Santos no es una fecha especialmente relevante para el sector turístico de la ciudad, pero el buen tiempo llenó ayer las calles del centro. En los hoteles hay movimiento y reservas, con una ocupación del 75%. El presidente de la Asociación Empresarial de Hospedaje de A Coruña (Hospeco), Agustín Collazos, explica que se trata de un dato “dentro de la normalidad”, teniendo en cuenta que este puente “no es muy fuerte tradicionalmente”.
Pese a no ser unas fechas con gran trasiego de turistas, el buen tiempo ha propiciado que se alcance esta ocupación en los establecimientos hoteleros, por lo que el resultado es positivo, teniendo en cuenta que la temporada alta ya ha finalizado para el turismo local. De momento, el sector todavía celebra el récord cosechado en septiembre, cuando recibió el mayor número de visitantes de su historia en los hoteles. Fueron 51.483 visitantes los que se hospedaron en la urbe, superando así el máximo anterior de 47.190, cosechado en 2016. También es una cifra superior a las 43.627 de 2005.
Otro sector que se benefició de la jornada de ayer y que, lo más probable es que repita este fin de semana el éxito de afluencia, es la hostelería. La zona de La Marina, sin ir más lejos, revivió los días se verano al ver sus terrazas al completo. Los hosteleros contarán con la ayuda, durante el día de hoy, de la llegada del crucero ‘Aidabella’. Con 2.500 pasajeros, el centro de la ciudad estará a rebosar, como es costumbre cada vez que un buque recala en el puerto.
El ocio nocturno, por su parte, cumplió sus expectativas con la noche de Halloween, que volvió a convertirse en una de las citas más importantes del año. El creciente fervor por esta fiesta, que según muchos empresarios de la noche supone la segunda mejor facturación después de Fin de Año, se une a un puente que permite hasta cuatro fechas de movida. En ese sentido, algunos locales han optado por mantener el concepto y diversificar el público. Los hosteleros y representantes de las principales zonas de marcha coinciden en apuntar a la de Halloween como una noche para la historia en lo que a volumen de clientes y recaudación se refiere. Fin de Año y San Juan, tradicionales cúlmenes de la fiestas, empiezan a languidecer ante un fenómeno imparable.
Lejos de concentrarse en una sola zona, todos los puntos neurálgicos de la noche dejaron una estampa asombrosa en el centro: el peregrinar desde el puerto al Orzán y viceversa dejó La Marina con colas visibles.