La avenida de Oza registró ayer un nuevo atraco en un supermercado, el mismo que había sido atracado el sábado pasado. El robo habría tenido lugar a las dos y veinte: un sujeto embozado entró en el local armado con un cuchillo con el que amenazó a la cajera más próxima para que le diera todo el dinero. Así lo hizo, y el hombre escapó con su botín. Lo llamativo es que no fue muy lejos: se refugió en un piso okupado un poco más arriba de la misma avenida de Oza.
Esto le puso momentáneamente a salvo de los agentes que acudieron con coches patrulla, puesto que un domicilio (aunque sea uno okupado de forma ilegal) es inviolable. Esto les obligó a solicitar una orden judicial para pode entrar en el piso y detener al sospechoso, así como para proceder al registro en busca de dinero robado. De momento, la Policía Nacional sospecha que se trata del mismo individuo que ya atracó el supermercado el sábado pasado, aunque solo sea porque el sujeto empleaba el mismo modus operandi.
Por otro lado, iba embozado, aunque testigos presenciales distinguieron un tatuaje en el rostro, lo que lo haría fácilmente reconocible si se diera el caso. También el hecho de que el sospechoso parezca vivir tan cerca del lugar del delito. Una hora después de que tuvieran lugar los hechos, se personaron agentes de la Policía Científica, que recogieron pruebas del escenario.
La del 114 no es la única casa okupa con la que cuenta la avenida de Oza, En el número 41 hay un edificio entero que está okupado, y que también fue noticia el sábado pasado, cuando se declaró un incendio pasadas las once de la noche en el segundo piso, que habitan unos supuestos traficantes. En un principio, el fuego se pensó que podría ser provocado, porque pesa sobre el edificio una orden de desalojo que se ejecutará dentro de una semana, y también porque se descubrieron dos focos distintos en la misma habitación. Sin embargo, un análisis posterior reveló que el fuego tenía un origen eléctrico, y que se debía a una instalación deficiente y obsoleta que estaba sobrecargada por la gran cantidad de electrodomésticos enchufados. Se quemaron dos tomas, aunque el fuego no llegó a extenderse, porque el humo que salió por la ventana alertó a los transeúntes.
El edificio lleva siendo desde el último año un problema porque algunos okupas trafican con drogas, lo que generado inseguridad en la zona de A Gaiteira. Se trata de algo habitual, lo que perjudica no solo a los vecinos, sino a los negocios aledaños, como la conocida Taberna Casa Saques.
En los últimos años, la okupación ha dejado de ser una forma de protesta política para convertirse en un problema social, sobre todo el que se refiere a inmuebles antiguos y abandonados que tienden a convertirse en focos de criminalidad, para disgusto de los vecinos, que ven como se instalan en sus barrios traficantes de droga,.
Vivir a un lado de un edificio okupado en el que se no se está llevando a cabo ninguna actividad criminal puede ser molesto. No solo el peligro de incendios, sino también el mal olor. Pero cuando los okupas se dedican a robar y/o a traficar con drogas, la situación puede ser mucho peor: las peleas entre traficantes y los robos de toxicómanos han afectado a zonas como A Falperra, Peruleiro u Os Mallos.