Ines Rey (A Coruña, 1982) cumplirá en diez días tres años del mandato que consiguió gracias al apoyo de la Marea y del BNG, y que ha sido bastante rico en acontecimientos: la eliminación del botellón, la polémica sobre la fachada atlántica, la firma del proyecto de la intermodal, del Nuevo Chuac y el tren a punta Langosteira, las polémicas sobre transfuguismo con Ciudadanos, la peatonalización acelerada y por supuesto, la pandemia... A la vuelta de vacaciones, comenzará la campaña preelectoral, pero los años anteriores ya han sido bastante agitados, como la propia alcaldesa reconoce.
A estas alturas del mandato, es normal echar la vista atrás ¿Diría que la pandemia es lo que más lo ha marcado?
Efectivamente. Yo diría que es un mandato marcado por los dos años de gestión de la pandemia, donde tuvimos que hacer frente a situaciones que ningún Gobierno municipal había tenido que afrontar antes. Creo que la entrega del Gobierno fue total, hicimos frente a situaciones desde el albergue de personas sin techo o llevar los deberes a niños que no tenían impresora u ordenador. Desplegamos un inmenso escudo social porque era fácil que hubiera gente que cruzara esa línea que está entre la normalidad y la exclusión social. Nuestra intención era que eso no sucediera, por eso aprobamos dos planes Presco por 20 millones de euros que salieron por unanimidad y que paliaron las consecuencias negativas en sectores como autónomos o sector cultural y asumiendo competencias impropias.
¿La oposición le apoyó?
Siempre he agradecido la labor de todas las fuerzas políticas. Lo hice en el primer pleno tras el confinamiento. Con una oposición diferente, lo hubiéramos tenido distinto.
Pero, pasado lo peor ¿se volvió a los enfrentamientos?
Yo me comprometí a que el diálogo fuera la seña de identidad de mi gobierno. Todos buscamos intereses comunes: el bienestar de los coruñeses, el impulso a la ciudad... De 178 asuntos que se han debatido en los plenos, 177 han sido aprobados y 58 por unanimidad. Eso es fruto de esa voluntad de diálogo. Me hace gracia cuando dicen que la “alcaldesa no dialoga”.
Pues la oposición se queja de que les ignora por la Marea, que es su “socio preferente”. Por ejemplo, Francisco Jorquera, del BNG...
Yo le tengo mucho respeto político y personal al señor Jorquera. Es un gran político. Me gusta escucharlo y debatir con él. Pero tiene que ser consciente de la realidad, y es que tiene dos concejales y no es decisivo. Nosotros nunca nos hemos cerrado a dialogar con ningún grupo político, pero la Marea Atlántica fue la que mostró voluntad política para sacar adelante los presupuestos. Aun así, nos sentamos con todos ellos. Somos un Gobierno en minoría, diez concejales de 27, y hay que llegar a acuerdos.
Para llegar a un acuerdo con la Marea tuvo que sacrificar el plan de la fachada marítima, que ya estaba encarrilado, porque la Marea no estaba dispuesta a pagar nada por los muelles.
El presupuesto de 2022 son 310 millones de euros. Son presupuestos que necesita la ciudad. Respecto al puerto: no hemos renunciado a nada, simplemente no existe una tasación en los muelles. A corto plazo, podemos hablar ya de la apertura.
O sea, que priorizó el presupuesto sobre el plan para la urbanización de los muelles.
Hay que ir paso a paso. Aún no hemos cerrado el protocolo sobre los muelles y también está la tasación, como dije. Pero el futuro del puerto es el de la ciudad, y hay que abordarlo.
Otro factor de inestabilidad fueron los cambios en su Gobierno: la retirada de funciones de la concejala de Empleo, Eva Martínez, la admisión de Mónica Martínez, desde Ciudadanos. Sin contar que varias sentencias consideran irregulares los nombramientos de directores de área ¿Cree que eso ha perjudicado al Gobierno local?
Yo entiendo que cuando uno no tiene nada importante que decir se dedica a comentar cosas que a la gente no le preocupan.
¿No le preocupan?
Los vecinos quieren que su ciudad recupere la posición de liderazgo que había perdido, que vuelva a ser un motor económico, políticas sociales, que esté posicionada en el mapa en cuanto a eventos culturales... Cuando yo salgo a la calle, es la ciudad por la que me preguntan. A mí nadie me ha parado por la calle para preguntarme por un director de área.
Un tema que sí interesa a los vecinos es el aparcamiento. La eliminación de plazas es uno de los efectos de la peatonalización.
Los efectos de la peatonalización son que tenemos una ciudad más amable, más cómoda y segura. Creemos que A Coruña tiene que ser una ciudad de futuro y eso pasa por primar el espacio publico para las personas. Las plazas de residentes se reubican y no se pierden, porque la mejora del tráfico incluye poner aparcamiento de en línea a en batería. De esta manera, evitamos que haya doble fila. Pero la ciudad tiene 37 kilómetros cuadrados, y tenemos que decidir si queremos que sean para los coches o para las personas.
Recientemente, comentó que “si se compra una vaca, será porque tiene un establo”.
Tenemos aproximadamente 100.000 coches (117.573), y no hay sitio para todos. Es una ciudad que, cuando uno tiene un coche, tiene que pensar dónde lo va a guardar. Sé que hay gente que necesita el coche para llevar a sus hijos, a trabajar, para llevar a un familiar por un tratamiento médico... Y es verdad que no todo el mundo puede pagar una plaza de garaje, pero hay zonas de aparcamiento en superficie, zona verde para residentes, zonas de aparcamiento libre y multitud de parkings públicos, en prácticamente todos los barrios. Hay miles de plazas de parking, y un buen transporte público.
Pero la gente que aparca en la calle son vecinos.
Quiero que A Coruña avance hacia el futuro, no quiero que nos quedemos atascados en los ochenta, porque entonces se circulaba por Riego de Agua, por la calle Barcelona, y se aparcaba en la plaza de Lugo, en la de María Pita. Y a todos que critican que se humanice la ciudad les pregunto ¿Quieren que vuelvan los coches a Riego de Agua o a la plaza de María Pita? Hay que cambiar los hábitos de vida.
Una de las crisis que ha tenido que afrontar ha sido la inseguridad en A Falperra u Os Mallos, donde los vecinos celebraron dos manifestaciones.
Yo entiendo que me reclamen a mí, pero mi obligación es reclamar a quien tiene las competencias, y así lo hice inmediatamente: me reuní con el delegado del Gobierno y hablé con el Ministerio del Interior y pedí refuerzos policiales, y se han aumentado las patrullas de la Policía Nacional que están en la calle y se ha aumentado el control y se han desalojado casas que estaban okupadas y se han evitado ocupaciones, que en A Coruña no es un fenómeno extendido, pero había casos que estaban generando problemas de convivencia a los vecinos, y entendíamos el malestar. Y creo que no hay más que pasear por el barrio: la convivencia se ha normalizado. Y la Policía Local ha trabajado con la Nacional y también se han derribado las casas de San José (punto de venta de drogas).
Hay temas pendientes ya desde el Gobierno anterior que todavía no se han solucionado. La concesión de la planta de reciclaje de Nostián sigue irregular porque decidió redactar de nuevo los pliegos de condiciones.
No vamos a hacer las cosas rápido y mal en un contrato a 25 años por 300 millones de euros. Además, ha cambiado la normativa y hay que ajustarlo. Pero la planta está funcionando y seguirá así.
Bueno, rápido... El contrato lleva años de retraso. La Marea dijo que ya estaba redactado el pliego...
No puedo estar perdiendo el tiempo mirando por el retrovisor si este hizo o no hizo lo otro. Tengo que trabajar. Saldrá cuando tenga que salir.
¿Como el mercado de Monte Alto? Primero el PP y luego la Marea y ahora el concurso, desierto.
Saldrá con las modificaciones oportunas por el aumento de los costes que vienen asociados por una crisis de suministro. Es una obra cuantiosa, importante, y hemos tenido que preparar el mercado provisional, que no estaba. Entiendo que barran para su casa, pero si ellos lo hubiera dejado hecho, ya estaría.
Sobre este punto, el PP señaló que ha dejado sin invertir 111 millones de euros en estos tres años.
Se puede achacar a la pandemia, y a que hay contratos plurianuales que se ejecutan en años posteriores.... No hay inacción: todos los vecinos han visto una obra en su barrio.
De lo que ha hecho hasta ahora ¿Qué le ha gustado más?
El Café Down Coruña. Ese quiosco es un ejemplo de cómo una instalación municipal se puede recuperar y un proyecto de economía social. Y yo tuve la “genial” idea que el Café Down Coruña recuperase la esencia sirviendo bocatas de calamares (ríe). Eso ya vale un mandato.
Quizá ese día estaba inspirada.
(Ríe) Siempre estoy inspirada.
Prohibí el botellón y digo ‘prohibir’ porque es una palabra que la izquierda parece no querer utilizar
Uno de los hitos del mandato de Inés Rey es que eliminó el botellón que se celebraba desde hacía años en los jardines de Méndez Núñez, un problema que sus antecesores se habían negado a afrontar. Se había conseguido expulsar a los jóvenes bebedores de la plaza de Azcárraga y la del Humor, pero eliminar el botellón parecía imposible. Hasta que se tomó la decisión de acabar con el problema.
Fue en noviembre de 2019.
(Asiente, muy firmemente) No había pandemia y nadie hablaba del coronavirus. Meses antes hice lo que no había hecho nadie. Se creía que era imposible. No se podía prohibir porque los jóvenes se iban a traumatizar, no iban a saber qué hacer, se acaba el mundo... Pero no se acaba el mundo, y hay que tomar decisiones. En política hay que tomar decisiones y si no, es mejor que uno se quede en casa. Y tomar decisiones valientes e ir con ellas hasta el final.
Parece que existía el miedo de que simplemente se trasladara a otra parte.
Pues no, no hay miedo. No hay botellón en Méndez Núñez y gracias a que lo prohibí yo y lo digo así, “prohibir” porque parece que es una palabra que la izquierda no quiere utilizar (da un puñetazo sobre la mesa). Está prohibido hacer botellón en Méndez Núñez porque estábamos degradando los jardines más bonitos de la ciudad. Degradados completamente. No se podía ir el viernes por la mañana ni el domingo por la mañana a pasear con un perro ni con un niño porque se clavaban cristales, aparte de que todos los árboles estaban muriendo porque se meaban en ellos. ¡Y la tonelada de residuos que había! ¡No, señor! Ocio saludable.
¿Ocio saludable?
Recuperamos un espacio como El Remanso, en el que creamos un centro juvenil con actividades de los propios jóvenes. Hacemos videos de TikTok, mandalas, futbolín... Además del programa de ocio Nocturnia. No es que prohibamos y los abandonemos.
¿Y el ocio nocturno del Orzán? ¿Es más difícil?
Pasa lo mismo que desde hace 30 años. El nivel de afluencia no es comparable al de hace unos años, pero hay gente que sale y hace ruido. Los vecinos tienen derecho al descanso pero los locales de hostelería tienen derecho a explotar su empresa y me consta que los locales piden a la clientela que respeten. Pero para los que no, hay algo que se llama represión.