El jurado popular ha hallado culpable de asesinato al trabajador de Renfe acausado de matar de 18 puñaladas al hombre que le suministraba cocaína, un vecino del Barrio de Las Flores. El dictamen se hizo público esta misma tarde, después de un juicio que ha durado toda la semana y en el que han desfilado por la Audiencia Provincial expertos y testigos. La Fiscalía pide 21 años de cárcel, pero la sentencia no se conocerá hasta dentro de unos días, una vez se pronuncie el tribunal.
El encausado era maquinista de Renfe, pero malgastaba su sueldo en su adicción hacia la cocaína, de manera que su situación económica era “angustiosa”, en palabras de la Fiscalía. No debía dinero solo a la víctima (más de 4.000 euros), sino también a otros particulares, distintas empresas de crédito, comerciales y suministros. Es por eso que sus saldos bancarios siempre encontraban en números rojos. Al final, decidió quedar con al víctima para matarlo.
A las 10.31 horas, le telefoneó desde su casa y charlaron durante solos unos segundos y a las once horas, le envió un conciso mensaje de Whatsapp: “Salgo para ahí”. A las 11.20, apagó su teléfono móvil, por lo que los investigadores no pudieron geolocalizarle, pero se supone que abandonó su vivienda en Santa Cristina a bordo de su vehículo particular para dirigirse a Las Flores, cruzó el puente de A Pasaxe y en unos minutos, se encontraba frente a la puerta del acusado, que vivía en una casa de dos pisos del número nueve de la calle Lirios.
La víctima le dejó entrar y subieron al piso superior. En ese momento, y sin darle oportunidad de reaccionar
ni defenderse, le asestó 18 puñaladas en la espalda y una más a la altura del esternón. Cinco penetraron
en la cavidad torácica. La Fiscalía considera que el acusado sabía que parte de ellas eran innecesarias para alcanzar su objetivo y que “únicamente producían el efecto de causar un daño añadido”. Luego apagó todos
los interruptores del cuadro eléctrico y se llevó el móvil de la víctima, cerrando la puerta con llave. Eran las 11.43 horas.
Luego se dirigió en coche a la zona de A Zapateira y allí desconectó el móvil y él encendió el suyo solo cuando ya se encontraba en su casa, a las 12.57 horas. El cadáver se descubrió el día 30, por el hijo de la casera, extrañado por no saber de él, y el sospechoso fue detenido el tres de noviembre. La víctima deja como único pariente conocido a un hijo de 27 años que ya vivía de modo independiente.