La leyenda de Váter Fly: el urinario fantasma de A Coruña

Varios vecinos del barrio de Los Rosales aseguran que hace tiempo que cobra vida en tiempos de borrasca o temporal
La leyenda de Váter Fly: el urinario fantasma de A Coruña
Váter Fly, durante su paseo del domingo

Tierra de meigas y leyendas, A Coruña se ha convertido también, durante los últimos días, en un escenario postapocalíptico digno de cualquier superproducción: agua, viento y destrucción por doquier, la virulencia de la Naturaleza y la belleza única de Eolo y Zeus retumbando a las puertas de la casa de Hércules. Muy cerquita de ese balcón atlántico, en el barrio de Los Rosales, hace tiempo que los vecinos cuentan, susurran y llevan en privado la presencia de un ente extraño que se manifiesta en temporales, borrascas y demás de denominaciones del fenómeno antes conocido como invierno. Se trata de Váter Fly, tal y como lo denominan los padres fundadores del barrio, aquellos que en los albores de la década de los 90 se instalaron en la entonces zona más joven de la ciudad. 


Tan mitológico como escatológico, Váter Fly se dejó ver por última vez el pasado domingo. Siempre escoge un baño público para regresar de la dimensión en la que quiera que habite, y tiene predilección por la zona de Manuel Azaña y la plaza Elíptica para darse un 'garbeo'. Seguramente, de hecho, ya hablará 'koruño', ya que lleva décadas de actividad, tal y como aseguran los residentes. "Esto mismo pasa todos los años, mis padres viven en la zona y ya desde que yo era pequeño siempre veíamos lo mismo", afirma Cristian 'Corleone', uno de los DJ más reconocibles de la noche coruñesa. En la misma línea de manifiestan fuentes de la asociación vecinal, que se toman entre la risa y el respeto la leyenda de Váter Fly. "Le hemos puesto ese nombre desde los vecinos, porque no es la primera vez que aparece el váter químico volando, sobre todo cuando hace un viento que te cag**", dicen. 


Lo cierto es que para ser un fantasma, o un juguete eólico en manos de una fuerza mayor, está lleno de valores y respeto por el civismo, algo que curiosamente le falta a algunos conductores y ciclistas más terrenales. Durante el pasado domingo, en el paseo de regreso a Manuel Azaña, se detuvo en un paso de peatones y cedió la preferencia a un vehículo que, asustado, subía en dirección a la plaza Elíptica. Muchos, hasta que El Ideal Gallego tuvo acceso al documento audiovisual, dudaban en reconocer su presencia. Ahora puede que se convierta incluso en un reclamo o símbolo de Los Rosales. Cosas más bizarras se han visto.

La leyenda de Váter Fly: el urinario fantasma de A Coruña

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