La logopeda y psicóloga coruñesa María Soto decidió hace un tiempo divulgar acerca de como educar a los más pequeños desde una relación horizontal y desde los modelos positivos, en contraposición al conductismo. Tras abordar esto en dos libros para adultos, acaba de dar el salto al campo más familiar, con ‘Ilimitada’, un libro para que padres, madres e hijos puedan compartir esta visión.
Soto explica que lleva ya diez años “divulgando” acerca de esta disciplina positiva e ‘Ilimitada’ era una “oportunidad de, a través de un cuento, redefinir un poco la palabra ‘límite’, para que la infancia pueda crecer de forma ilimitada”, pero todo ello manteniendo el orden “de los códigos sociales, que entiendan lo que es vivir en sociedad”.
Los libros anteriores se podrían catalogar como para adultos, mientras que este sería familiar, pero Soto asegura que cuando escribe “tengo en mente a personas”, por lo que no apreció mayor dificultad a la hora de concebirlo con los niños y niñas como objetivo lector. “Al final, sé que se lo van a leer los papás, las mamás y los peques también, así que al final era ponerlo en un cuento, ubicarlo en un suceso”, comenta.
La disciplina positiva que divulga es “fundamentalmente” la idea de las relaciones sociales “desde la horizontalidad”. Soto asegura que todos los seres humanos tenemos “las mismas necesidades sociales, da igual la edad que tengamos”, y estas son “pertenencia” y “significancia”. “En el momento en el que todas las personas tenemos un lugar en la sociedad, desde ese lugar podemos crecer”, comenta, y añade que la pedagogía que divulga “lo que hace es utilizar los potenciales innatos infantiles, preservarlos y, de ahí, crear sociedad, futuro”.
La contrapone al conductismo, que “se basaba en condicionar las conductas, ‘esto está bien, repítelo’, ‘esto está mal, no lo hagas’”, explica y asegura que, “de esa manera se pierden muchísimos aprendizajes”.
Esta pedagogía no busca ser una forma idílica de educación sin conflictos, “no es que deje de haber peleas, sino que ahora ya sabemos que hacer con ellas”, si el conductismo busca “evitarlas”, esta disciplina quiere explicar que hacer con ellos y “transformarlas en aprendizaje”.
En la práctica, explica que cuando hay un problema, ambas partes deben estar en “un estado fisiológico determinado, en modo curiosidad”, para que puedan aprender. Si el conductismo, apunta Soto, se basaba en el “ya”, la disciplina positiva “nos enseña a parar y a dar espacio y tiempo para que la propia situación se vaya colocando sola” y poder tratarla sin estar “en un modo de alerta”.
“Tenemos que reeducarnos los adultos, estamos intentando liberarnos de ese condicionamiento en el que fuimos educados”, explica del feedback que recibe”.