En 2024, en el salón de plenos de María Pita, Inés Rey reprochó a la organización de las Medallas de Oro de la Batalla de La Coruña la desproporción entre premiados masculinos y femeninos. Tenía razón. Entre todas las personas distinguidas desde 2004 hasta ese año, ellos sumaban 47. Ellas, solo nueve, “incluida la Virgen del Rosario”, puntualizó la alcaldesa, que hizo personalmente el recuento de género mientras se desarrollaba el acto. Ese día, Rey abrió un melón ajeno, pero hay otro pendiente que le toca mucho más cerca, pues la desigualdad es aún mayor en el caso de las principales distinciones que concede el Ayuntamiento, es decir, Medalla de Oro de A Coruña, Hijo Predilecto e Hijo Adoptivo. Procede recordarlo estos días, pues la nómina de adoptivos crecerá mañana con la muy justa incorporación de Ibrahima Diack y Magatte Ndiaye, los dos senegaleses que intentaron parar la brutal agresión que acabó con la vida de Samuel Luiz.
Los títulos de Hijo Predilecto y Adoptivo se concedieron por primera vez en 1868, pero no fue hasta 1906 cuando se dieron los siguientes, y la primera Medalla de Oro se otorgó en 1927.
Precisa el exalcalde Francisco Vázquez, que es una de las seis personas (ninguna de ellas mujer) que ostentan la Medalla de Oro y el título de Hijo Predilecto, que la primera de ellas es “la mayor distinción concedida por el Ayuntamiento de La Coruña”. Se han dado 25 medallas de este tipo a lo largo de la historia, 10 a instituciones o entidades, 14 a personas (en realidad, 17, pero tres de ellas fueron revocadas a posteriori) y una de tipo religioso. Pues bien, la única representación del sexo femenino es precisamente la que Inés Rey nombró en el acto que recordamos al inicio de este texto, la Virgen del Rosario. La distinción de la patrona de la ciudad fue aprobada por el pleno municipal el 17 de agosto de 1960, año en el que también se organizó, al mes siguiente, una “solemne coronación” de la citada virgen en la plaza de María Pita a la que asistieron altos jerarcas nacionales, encabezados por Franco.
En la lista de hijos predilectos aparecen actualmente 19 hombres (descontados ya cuatro que fueron revocados y uno que renunció) y dos mujeres, ambas reconocidas durante el mandato de Francisco Vázquez. La primera fue la actriz María Casares, quien realizó la mayor parte de su carrera profesional en Francia. La hija del también hijo predilecto Santiago Casares Quiroga, fue reconocida por el pleno municipal el 26 de diciembre de 1984. Dijo que recogería el galardón cuando dejase de ser propiedad privada la casa de Panaderas que le fue arrebatada a su familia durante el franquismo, pero falleció antes de que el Ayuntamiento completase su compra. La otra fue, en 2003, la filántropa Carmela Arias y Díaz de Rábago, condesa de Fenosa.
Por último, el listado de hijos adoptivos lo conforman 44 hombres (otros 13 fueron revocados) y ninguna mujer.
En total, sumando las tres categorías han sido distinguidos y conservan sus respectivos galardones 77 representantes masculinos y tres femeninas, incluyendo a la Virgen del Rosario. Sorprende el pequeño número de mujeres reconocidas por el Ayuntamiento, sobre todo por el enorme protagonismo que tantas han tenido en la historia de la urbe. De hecho, se da la paradoja de que A Coruña se ha reivindicado como ‘ciudad de las mujeres’ en los últimos años, por la cantidad (y calidad) de figuras importantes de este sexo en diferentes etapas históricas: María Pita, Juana de Vega, Emilia Pardo Bazán o Sofía Casanova, por citar algunas de las nacidas en la urbe, o Isabel Zendal, Concepción Arenal o Rosalía de Castro, por nombrar a tres que residieron en la ciudad.