Llevan tres días de reinado, pero los responsables de la mejor tortilla de España ya intuyen que en el horizonte les espera una carga de trabajo como nunca antes habían asumido. Por eso, la gerencia de O Cabo ya descansa en A Coruña,y apura unas vacaciones que posponen su vuelta a la rutina hasta el martes 22. Antes tocará también un merecido paso por Río de Janeiro. La primera decisión ya está tomada: una vez alcanzada la cima no procede seguir paseando su pequeña joya a base de huevos y patatas de Coristanco por toda la geografía nacional. “No tiene sentido que vayamos a más concursos y no creo que volvamos al campeonato. Yo no me dedico a andar de concurso en concurso”, afirma Ramón Rodríguez, propietario junto a su mujer, Isa Gesto.
A Ramón le pasa como a los grandes genios: las cosas le salen bien, sin saber muy bien por qué. Al menos no del todo, porque la materia prima, reconoce, tiene buena parte de la culpa. Sin embargo, le pasa como a Messi con el balón en los pies o a Stephen Curry desde la línea de triples: mientras el resto se sobreentrena, él sólo se divierte. “Me llaman el impostor de la tortilla, porque no hago nada especial. Al final, yo no estoy en la cocina ni me paso el año haciendo tortillas, mientras que en el concurso ves a gente que se pasa el año haciendo pruebas, tocando cosas diferentes... viendo todo eso ya no tenía muchas ganas de ir”, confiesa el hostelero. De hecho, es consciente de que el teléfono del establecimiento de la calle Picavia tiene que estar echando humo, pero su desconexión está muy encima de que tener que batir huevos a la carta. “No atiendo llamadas y no tenemos desviado el teléfono del local, aunque algunos clientes, los más conocidos, insistan a veces”, suspira.
Futuro
Lo pudieron comprobar el pasado año: la repercusión de ser entrar en el Olimpo de las tortillas supone todo un ‘chute’ para la caja. Sin embargo, ni el oficialismo es del todo necesario ni el volumen de trabajo pide a gritos más gente, sino más bien todo lo contrario. “La gente de A Coruña nos conoce a la perfección y saben de sobra lo que vendemos”, subraya Rodríguez. “Todo tipo de clientes nos vienen bien, pero es que es imposible hacer más sitio. El local no es demasiado grande”, asevera.
El subcampeonato de 2023 afectó a los acentos que se podían distinguir en el salón principal. “Llegó un montón de gente de Madrid, Sevilla, Vitoria o Burgos”, dicen desde la gerencia. Hacer ‘majas’ con una capacidad de 80’ comensales es una quimera. Sin premios mediante, buena parte de los ‘Cabers’ (fans de O Cabo) se resignan a hacer cola los fines de semana antes de que abra sus puertas.