Los runners coruñeses parecen descendientes de Atila, ya que allá por donde pisan parecen provocar el mismo efecto que el rey de los hunos. O más bien, según dicta la leyenda, de su caballo. La ciudad ha abierto los brazos de par en par a sus necesidades, tanto en pleno Paseo Marítimo (carril específico) como en barrios que de nueva creación como Xuxán (senda). Sin embargo, en este último la infraestructura destinada a los corredores, como se les conoció toda la vida, empieza a marchitarse a un ritmo mucho más rápido de lo que desearían muchos usuarios.
Lo peor de todo es que, según los testimonios de quienes utilizan prácticamente a diario el entorno, el desgaste de la senda no tiene que ver con una utilización intensiva, sino con animales que no son precisamente los caballos de Atila: los vecinos denuncian la falta de civismo de aquellos que, en lugar de respetar el espacio específico para hacer deporte, aprovechan para que sus perros hagan prácticamente lo que les da la gana. “Antes era una senda runner como debía, preparada con arena y con unos árboles en el entorno, pero la vegetación se la han ido comiendo los perros de algunos y, en vez de senda para corredores, ahora es en realidad un camino para perros”, denuncia Esteban Velasco, antiguo presidente de la asociación de residentes de Matogrande y ahora también encargado de dar voz a los inquilinos de Xuxán a través de las redes sociales.
“Una parte ya estaba cortada por culpa de una obra, pero es que los perros que dejan sueltos corriendo por ahí han destrozado toda la vegetación”, añade.
Lejos de erigirse en portavoz solitario, Velasco dice transmitir el sentir de unos cuantos vecinos. Se trata de una de las particularidades a la hora de encontrar un portavoz en Xuxán, toda vez que la asociación está en proceso de creación. “Son más de diez vecinos los que han venido con la misma queja para que le diéramos visibilidad. Algunos hablan incluso de pérdida de dinero público”, lamenta.
La senda runner camina, o trota, hacia los tres años de vida. Nadie discute lo acertado de la instalación, pero tanto los usuarios como los vecinos menos proclives al deporte solicitan algo más de mantenimiento, pero sobre todo de civismo por parte de quienes confunden su finalidad. “Da la sensación de que por ella han pasado diez años o una legión de corredores al mismo tiempo”, dicen. Se cumplen dos años de la última gran intervención municipal en el entorno, después de que en marzo de 2023 algunos vecinos detectasen una serie deficiencias que provocaron el aporte de nuevos materiales y pequeñas rectificaciones en la canalización del agua. El paso de las borrascas ‘Fein’ y ‘Gerard’ habían causado una serie de filtraciones que los vecino de José Lesta Leis achacaron a los acabados de la senda.