Según él mismo confiesa, Ferran Adriá hace diez años que no cocina. Sin embargo, su repercusión entre fogones es todavía similar a la que podían tener Pelé o Maradona con solamente entrar en un estadio de fútbol. El Messi de la cocina, ya que es un reconocido culé, inauguró su curso intensivo de gestión en restauración con un horizonte de optimismo para los hosteleros. “Galicia será, en menos de cinco años, uno de los puntos calientes de la gastronomía mundial”, dijo.
Quizás por eso se ha dado la mano con la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña para preparar a los profesionales del presente y el futuro y pulir el enfoque de negocio. “El 50 por ciento de los locales no dura cinco años, mientras que el 22 es fallido ya antes de empezar”, advirtió, ante la atenta mirada del casi centenar de personas que ha pasado por caja y ha abonado 200 euros para escuchar a Adria y su equipo de trabajo en El Bulli, ahora reabierto como museo.
Además, el chef también aprovechó para visitar a los alumnos de la escuela BeCook. Es decir, como si al siete veces Balón de Oro le da por acercarse a Abegondo a dar unos cuantos consejos. En este caso, y a pesar de que curso no aborda temas de cocina sino de gestión, sí apeló a la especialización y la cocina sabia: buscar un perfil diferenciador y perseguirlo hasta el final
Ferran Adriá extendió su ponencia una hora más de lo previsto y, aunque de nuevo incidió en la gestión sobre la preparación, es consciente del gancho que supone su nombre para los asistentes.
Después de casi seis horas de exposición, el chef aceptó un intercambio de pareceres y respondió a cuantas dudas le plantearon los asistentes.