Monte Alto, en A Coruña, crea una patrulla vecinal para alertar de posibles okupaciones

El objetivo es “estar pendiente de dónde se pueden meter y avisar a los agentes”, señalan los residentes
Monte Alto, en A Coruña, crea una patrulla vecinal para alertar de posibles okupaciones
Concentración frente al narcopiso de la calle Washington | Pedro Puig

Un grupo de WhastApp y vigilancia constante son las armas de defensa de los vecinos de Monte Alto para mantenerse en alerta ante posibles okupaciones o delitos. En forma de patrulla vecinal, los residentes del barrio se avisan unos a otros de lo que ocurre en sus calles. “El grupo de WhatsApp lleva años hecho, pero ahora los vecinos están más atentos a lo que pasa”, explica Ángela, propietaria de la tienda Endulzarte.


Tras abandonar el narcopiso de la calle Washington el martes, las personas que lo habitaban trataron de instalarse en un nuevo inmueble de la calle de Santo Tomás. Los residentes de la zona alertaron a la Policía y esta impidió que se diese una nueva okupación, pero horas más tarde corrió el rumor de que se había llevado a cabo un nuevo intento en la calle Colón. 

 

Manuel, de la mercería La Ilusión, comenta que este jueves se produjeron varios incidentes entre estas personas y algunos mayores del barrio, pero “la cosa está más calmada porque hay mayor vigilancia y la Policía está por aquí mucho más tiempo”. El objetivo actual de los vecinos, señala el propietario de este negocio de la avenida de Hércules, es “estar pendiente de dónde se pueden meter y avisar a los agentes”.  

 

Llamamiento a la calma


La Federación de Asociaciones Vecinales de A Coruña emitió ayer un comunicado sobre lo acontecido en Monte Alto el martes. La entidad, que manifiesta públicamente su preocupación por los actos acontecidos, lamenta la situación en la que se encuentran los vecinos y comerciantes de la zona, a la vez que se solidariza con ellos. “Así se lo transmitimos a la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas, en una reunión mantenida ayer”, explica.


Pese a aplaudir la “unión de la ciudadanía”, la federación considera que “para acabar con este tipo de conflictos no es bueno tomar la justicia por nuestra mano, ya que, ciertas acciones, pueden resultar peligrosas”. 


Por último, la entidad vecinal hace un llamamiento a la calma y ruega que los vecinos confíen en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y que acudan a ellas. “Somos conscientes de que muchas veces no es el camino más rápido, pero tenemos claro que es el más seguro y eficaz, con el objetivo de evitar consecuencias no deseadas.


Este mensaje coincide con las palabras de la alcaldesa, Inés Rey, quien pidió, 24 horas después de la concentración, que se optase por la “calma” y la “serenidad”. La regidora pidió responsabilidad a las entidades vecinales, comerciantes y, sobre todo, “a las fuerzas políticas que alientan comportamientos como este. No todo vale, porque está en juego la convivencia de un barrio pacífico”, dijo, en alusión al Partido Popular. 


Sobre estos hechos también se pronunció la subdelegada del Gobierno, María Rivas, quien confirmó que contactaron con el propietario, que denunció con anterioridad su okupación. Al igual que la regidora, Rivas hizo un llamamiento a la “tranquilidad, la convivencia y el respeto” e instó a mantener los “canales de comunicación” que, según dijo, están abiertos. Los residentes del barrio, no obstante, se mantienen divididos sobre lo que se vive día a día en la zona. 

 

La Asociación de Vecinos As Atochas-Monte Alto, presidida por Xosé Vázquez, rechazó la semana pasada el problema “magnificado” y la imagen “terrible” que se está dando de la zona. Por ello, varios residentes han manifestado su interés por crear otra asociación de vecinos que muestre “una visión realista” de lo que ocurre en sus calles.

 

Concentración


Monte Alto vivió el martes sus horas más tensas. La cacerolada contra la inseguridad, convocada por los comerciantes y vecinos, tenía como objetivo reclamar más control policial ante la presencia de varios narcopisos y el aumento de robos. Pero lo que empezó siendo una concentración tranquila no tardó en caldearse. Más de 200 personas se concentraron a las puertas de un narcopiso en la calle Washington, llegando a derribar su puerta y acceder al interior del inmueble para encararse con los okupas.
 

Después de varias horas, y tras la llegada de más de una veintena de agentes de la Policía Nacional, Policía Local y Antidisturbios, tres personas abandonaron de forma voluntaria la casa okupada. En su interior permanecían dos, una pareja, que decidieron marcharse de madrugada, tras más de siete horas de concentración y con algunos vecinos todavía presentes en la calle. Desde entonces, la vigilancia entre los vecinos no cesa. 

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