Fue una de las obras más polémicas del mandato anterior: las Naves de Metrosideiro, un centro juvenil construido en las instalaciones de la antigua Comandancia de Obras. Fue un proyecto que se realizó a un gran coste político para el Gobierno de Xulio Ferreiro. El proyecto arrancó, pero cuando llegó el Gobierno de Inés Rey, se paralizó al descubrir que no cumplía con la legalidad: faltaba el sistema de ventilación. Ahora se aprueban unas obras para reformar las Naves de Metrosidero, unas instalaciones que nunca han abierto sus puertas. El “proyecto de acondicionamiento de las Naves de Metrosidero, antigua Comandancia militar de Obras, a partir del estudio de las necesidades detectadas en el proceso participativo” por 600.369 euros. Este gasto se suma al millón de euros procedente del Ministerio de Fomento que permitió iniciar las obras, allá por 2019. Es decir, que este “proyecto de acondicionamiento” supone reformar más de la mitad de la obra original que se había realizado hasta ahora.
Lo cierto es que la génesis de esta obra, que estaba llamada a ser el primer centro juvenil de la ciudad (título que le ha arrebatado El Remanso) ha estado llena de problemas. Para entender lo problemática que ha sido esta obra, hay que tener en cuenta que obligó al Gobierno de Xulio Ferreiro a expulsar a los okupas que habían creado en esas naves el Centro Social Okupado (CSO) A Insumisa tras allanar las viejas instalaciones militares en noviembre de 2016 y convertirlo en un centro de actividades abierto al público.
Muchos de los concejales de la Marea Atlántica simpatizaban o incluso habían participado en este movimiento, de manera que no les resultó fácil presionarles para que la abandonaran, pero la descongelación del millón de euros por parte de Fomento para las obras no les dejó otra opción y fueron expulsados en mayo de 2018, aprovechando que no había nadie en el interior. Durante los siguientes días, se produjeron manifestaciones y disturbios, y la sede de la Marea Atlántica sufrió un ataque vandálico.
La entonces concejala de Participación Ciudadana, Claudia Delso, celebró 25 reuniones con todos los interesados para elaborar el proyecto. Finalmente, adoptó la forma de tres naves. Una de ellas se centraría en deportes urbanos como el skate, parkour, patinaje y contar con un rocódromo. La segunda está diseñada para desarrollar actividades, talleres y formación en emprendimiento, tecnología, diseño, videojuegos, juegos de rol y de estrategia, fotografía. La tercera de las naves es un espacio vinculado a actividades de ensayo, investigación, residencias artísticas, formación, producción, presentaciones de ámbito escénico tales como circo, danza, teatro, música, artes visuales, etc.
Después de más de un año, y dos retrasos provocados por el hallazgo de restos arqueológicos y porque el Gobierno de Xulio Ferreiro había obligado a realizar una modificación para la que no contaba con los permisos pertinentes, las obras (realizadas por el Ministerio de Fomento) finalizaron en septiembre de 2019, la rehabilitación de la antigua sede de la Comandancia de Obras estaba prácticamente acabada y lista para que sea recepcionada por el Ayuntamiento. Pero entonces surgió un problema: las instalaciones carecían del reglamentario sistema de climatización.
La Marea había pactado con el Gobierno de Inés Rey que la apertura de las instalaciones se llevaría a cabo en 2020, pero ya no era posible: había que planificar la colocación de la ventilación. Esos trabajos se desarrollaron este año, con un presupuesto de más de 148.000 euros y un plazo de ejecución de siete semanas. A esto había que añadir 400.000 euros en mobiliario, como rocódromos o pistas de skate, como se calculaba a finales del año pasado.
Desde luego, la pandemia y la prórroga de los presupuestos sin duda no benefició a la marcha del proyecto, para el que Participación Ciudadana siempre se ha negado a dar una fecha de apertura y cuyo presupuesto ha sobrepasado toda expectativa.