"Fuertes temporales en el litoral, intensas nevadas con algunos pueblos incomunicados y temperaturas muy bajas son las características climatológicas que ayer se registraron en toda la comunidad gallega, donde se registraron las primeras nevadas del invierno, que se intensificaron durante la madrugada y que llegaron a cubrir de blanco la ciudad de La Coruña, que registró una temperatura de dos grados sobre cero".
Así relataba El Ideal Gallego en su edición del 15 de enero de 1987 la gran nevada que tiñó de blanco la capital herculina, una imagen que quedó para siempre en la memoria de los que la pudieron disfrutar en directo.
Justo al lado del mar, el temporal de frío y nieve dejaba copos hasta en las playas y en lugares como los jardines de Méndez Núñez o la antigua zona de parques de los Cantones el paisaje no tenía nada que envidiar a los que se veían por televisión en otras zonas de España de forma habitual.
La espesa capa de nieve con la amanecía la ciudad también dejó incomunicados muchos pueblos y cortó carreteras, impidiendo a muchos vecinos acudir a sus puestos de trabajo. Contaban desde las páginas de El Ideal Gallego que había lugares afectados en los que no había nevado nunca, mientras se recordaba que en la propia A Coruña hacía décadas que no lo hacía con tanta intensidad.
Para evitar males mayores, los bomberos coruñeses emplearon hasta 40.000 litros de agua para eliminar placas de hielo y restos de nieve en las calles, que impedían la circulación tanto de personas como de coches.
Además, la autopista entre A Coruña y Santiago tuvo que ser cerrada al tráfico, al igual que el tramo de la Nacional VI a su paso por Aranga, Coirós y Betanzos.
Las adversas condiciones también provocaron retrasos en los trenes con salida y llegada en la estación de San Cristóbal y la Policía Local tuvo que intervenir en dos atropellos en A Palloza y la ronda de Nelle.
Pero, más allá de los problemas, fueron muchos los que salieron a la calle para disfrutar de un espectáculo casi inédito, afanándose en construir muñecos de nieve. “Nunca he visto en mis años tanta animación a
estas horas de la madrugada”, señalaba desde las páginas de El Ideal Gallego una vecina de Pla y Cancela,
donde pequeños y mayores construyeron un gran muñeco.