Entrevista CTV
Nonito Pereira Rey nació en A Coruña en 1968, en “el verano del amor”, bromea. Es el tercero de una saga familiar y, desde la Asociación Musical Nonito Pereira, se esfuerza por mantener el legado de su padre. Tanto, que ha vuelto a la Universidad para tratar de aprender a gestionar un gran archivo que supone toda una vida. “Él lo guardaba todo”, afirma.
Nonito Pereira... ¿junior?
Rey. O Nonito Pereira III también. Nonito Pereira Revuelta mi padre y Nonito Pereira Souto mi abuelo.
Todos Nonito...
Sí. Eso ya te hace sentirte diferente... Mi abuelo proviene de una aldea que se llama Vences, entre Verín y Laza. Imagino que por allí habría alguno más.
Llamarse Nonito Pereira en esta ciudad es todo un referente...
Para quienes conocieron a mi padre y a mi abuelo, desde luego. Mi padre tenía una vis pública muy acentuada. Su personalidad, a veces, opacó lo que hizo. Y yo creo que hizo cosas muy importantes por la cultura de la ciudad.
Cuente algunas, para quien no lo conociera...
Pues mira, la creación de un sello discográfico, que permitió que nuevos proyectos de música gallega pudieran salir a la luz: Emilio Cao, Milladoiro... incluso Luar na Lubre. Luego con la música jazz, que montó un club, con varios aficionados. Se dice que el primer concierto de jazz aquí lo organizó él, con unos que se llamaban Lou Bennet, en el año 68.
Y todas las estrellas de la música venían aquí y conocían a Nonito.
Sí, porque mi padre trabajó en la radio, lo que ya te daba una conexión con el mundo de la música y los artistas, escribía crónicas y colaboraciones con diferentes periódicos locales, hizo tele...
Entiendo que, con esos mimbres, la música en su vida habrá sido siempre muy importante...
Sí, yo encontré en la música un refugio y un estímulo. Me resultó muy interesante conocer este mundo y, en algún caso, a las personas que lo hacían posible.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de A Coruña?
El que me aparece a veces como un flash es un día de lluvia en la esquina de la calle Pondal con la avenida de Buenos Aires, de la mano de mi madre, con viento y salpicándome los coches.
Un día precioso...
Sí (risas), un día de la ciudad.
¿Y dónde fue al colegio?
Empecé en los Dominicos. Y luego ya proseguí por varios. Era un estudiante... regular. Pero bueno, me estoy redimiendo ahora que me he matriculado en la Universidad para hacer un grado que se llama Gestión Digital de la Información y la Documentación. Bases de datos, interfaces...
¿Dónde jugaba de niño?
La plaza de Maestro Mateo era mi territorio. Y a veces hacíamos incursiones por los Puentes, que era un descampado, o llegábamos al parque de Santa Margarita por la zona de la imprenta Roel. Recuerdo la antigua plaza de toros... Jugábamos por las obras.
Y hoy, sin embargo, los columpios están todos acolchados.
Y nosotros, entre clavos oxidados y a pedradas (risas).
¿Cuáles son sus barrios?
Pues, con este punto cosmopolita que tiene ahora la ciudad diría que entre Little Italy y Chinatown.
Explíqueme eso.
El otro día me dijo mi mujer que a la zona de la plaza de Lugo le llamaban Little Italy porque había muchos restaurantes italianos. Y la zona de Fernando Macías y Alfredo Vicenti le llaman Chinatown porque no paran de abrir restaurantes asiáticos. Traducido, entre la plaza de Lugo y Maestro Mateo.
¿Sabe qué bus tiene que coger para ir a su casa?
Pues depende de dónde venga. Si vengo desde la estación de autobuses, el 1A, desde la de tren, el 5... y cuando era pequeño, desde los Dominicos, tenía el 3. Incluso recuerdo ir en el trole, que me ponía arriba, en la parte de delante. Y había otros que eran el 41, el 42 y el 43, que creo que no eran de Tranvías. El 42 era una línea circular y el 43 salía de Puerta Real y paraba delante de la Vinícola, en Alfredo Vicenti.
¿Qué le hace sentirse orgulloso de su ciudad?
Que fue la primera ciudad de Galicia donde se realizó una grabación. El Eco, en 1893 fue la primera grabación fonográfica y la de Aires d’a Terra, en 1904, fue la primera grabación gramofónica, hecha por una unidad móvil de la Compagnie Française du Gramophone desplazada ex profeso hasta A Coruña. Eso me hace sentirme muy orgulloso porque demuestra que la ciudad estaba en sintonía con lo que pasaba en otros lugares del mundo. Era el momento en el que Edison estaba desarrollando sus proyectos, así que la ciudad estaba ahí.
¿Y cuál es el principal defecto?
Pues... no te sabría decir. Bueno, que a veces se pierde la memoria. Y eso no debería perderse.
Cuando viene alguien de fuera, ¿dónde lo lleva?
Lo clásico: Torre de Hércules, Ciudad Vieja, paseo por La Marina... y me gusta mucho el Portiño.
Si pudiera hacer un viaje en el tiempo, ¿a dónde iría?
No lo sé... Quizás a esa ciudad de principios de siglo. Pero también me doy cuenta de que depende en qué lado te tocara.
“Yo encontré en la música un refugio y un estímulo; me resultó muy interesante conocer este mundo y, en algún caso, a las personas que lo hacían posible”
Si le pregunto por el panorama musical en la ciudad...
La música aquí siempre ha tenido gran protagonismo. Lo que pasa es que nunca fuimos capaces de generar desde aquí una pequeña industria que permitiese a los músicos vivir de su trabajo. Es una carencia, que se intentó corregir en los años 80, con el sello Ruada, pero no salió bien. Y nadie se atrevió después a dar el paso.
¿Y ahora?
Ahora tendría más posibilidades de salir adelante porque se han eliminado barreras. Sobre todo, la de distribución y tecnológicas. Todo esto nos ha beneficiado y hay proyectos muy interesantes. Estuve el otro día viendo a Breo, que es el grupo de Bieito Romero Jr. y Migui Ocampo que estuvo muy bien, música tradicional con muy buena onda y tengo ganas de ver a Carlos Ares.
Veo que sigue muy conectado con todo ese mundo...
Sí, he permanecido tanto tiempo en él que ya no puedo salir.
“Mi padre tenía una vis pública muy acentuada; su personalidad, a veces, opacó lo que hizo, y yo creo que hizo cosas muy importantes por la cultura de la ciudad”
¿Recuerda algún concierto que le marcara especialmente?
Sí, el de los Ramones aquí, en el Palacio de los Deportes. Con 13 años. No volví a ser el mismo. La segunda vez que vinieron, en el año 93, ejercimos mi padre y yo como promotores. Había sido un esfuerzo tremendo porque en aquel entonces el Coliseo estaba echando a rodar, los costes de producción eran elevadísimos y lo hacíamos a pulmón, no contábamos con mucho respaldo, no se estilaba el patrocinio. En aquel entonces teníamos un rival muy fuerte que era el fútbol y nos coincidió que ese mismo día nos pusieron un Depor-Barcelona y salimos adelante pero nos quedamos con el agua al cuello.
¿Bonilla o El Timón?
Yo me he pasado muchos cumpleaños en Bonilla. Era el sitio de los cumpleaños. Al Timón he ido un par de veces... aunque ahora ya no tomo churros. Cuando me haga mayor del todo, volveré.
¿Méndez Núñez o monte de San Pedro?
Con el monte de San Pedro tengo un vínculo muy potente porque mi padre hizo la mili allí. Y me contaba que estaba todo el monte perforado, los túneles, los cañones... y eso para mí era tremendo. Nos contaba historias. Aunque, por proximidad, he ido mucho a los jardines: la fuente de Curros, el estanque de los peces... todos tenemos muchas fotos ahí.
¿Calle de la Estrella o de la Barrera?
Ni una ni otra, la calle de los Olmos. Allí estaba el Otero, el de los calamares, que era un sitio al que me encantaba que me llevasen. Y luego, cuando era más jovencito, iba al Parador, o al Hércules, que tenía un jardín al fondo...
¿Toma el agua de Emalcsa o prefiere el agua embotellada?
Últimamente, la verdad es que la tomo embotellada. En casa nos dividimos: dos creemos que tiene un sabor un poco fuerte actualmente y otros dos dicen que está perfecta.
¿Playa de Riazor o del Orzán?
La playa de Riazor, sin duda. Es que yo aprendí a nadar aquí.
¿A pie o motorizado?
Estuve últimamente con una bici. Pero ahora le he cogido un poco de miedo. Y eso que llevaba el casco... Voy caminando.
¿Prefiere los helados de la Colón y la Ibi o sabores modernos?
Mi escuela es la de la Ibense, así que yo ahora llego a la Colón y siento que esos sabores son los de siempre. El mío, el que tomo siempre, es el de limón y crema tostada. Y eso que me dijeron que hay un ingrediente secreto en la crema tostada que poca gente se imagina...
¿Y cuál es?
Tiene ginebra (risas).
¿Verbena o concierto en el Coliseum?
Por circunstancias en mi vida, elijo los conciertos. Aunque también iba a las verbenas en la aldea de pequeño.
¿Carnaval o San Juan?
San Juan fue la primera noche en la que me dejaron salir cuando era pequeño. Me gusta mucho. Yo recuerdo que iba con mi padre a ver la hoguera del edificio Mediodía, después íbamos a la de Marineros y luego veíamos cómo quemaban la de Riazor. La verdad es que Carnaval también me gusta y me disfrazo aunque ahora tiro más hacia la zona de mi abuelo, hacia Laza o Verín.
¿Chorbo o neno?
Bueno, yo era más de tío (risas). Así que, para tirar, chorbito.