Hubo un tiempo en que la vigilancia telemática del tráfico era el futuro. Ahora ya es el presente. Por lo menos, en A Coruña, donde la inyección económica de los fondos Next Generation ha permitido impulsar la instalación de cámaras que los coruñeses descubren por todas partes, colgadas de los semáforos, observando atentamente. Forman parte de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). El Ayuntamiento ha manifestado en numerosas ocasiones que no se plantea restringir el tráfico a los vehículos contaminantes.
En cambio, gran parte de las cámaras instaladas tiene capacidad sancionadora, de manera que el ojo se pondrá más en los vehículos infractores que en los contaminantes. Cuando todo esté listo (la alcaldesa, Inés Rey, apuntó recientemente que para después del verano) el número de cámaras que pueden multar habrá pasado de 23 a 42.
Actualmente hay cinco en La Marina y 18 en las calles que cuentan como Vía Prioritaria Vigilada (VPV). Por ejemplo, Juan Flórez o un tramo de la ronda de Outeiro. Pero antes de que acabe el año se activarán once cámaras en la Ciudad Vieja, que es una Zona Peatonal Regulada o ZPR y también ocho más en las zonas de carga y descarga.
El número de cámaras sancionadoras ha ido aumentado de forma muy paulatina, pero su presencia se ha dejado sentir con fuerza. Las primeras se instalaron en La Marina, para prevenir el acceso a vehículos no autorizados a la avenida de Montoto una vez se peatonalizó la zona. Se activaron en abril de 2017 y a pesar de que durante semanas la Policía Local había destacado una patrulla en ese punto para advertir a los conductores, se convirtió inmediatamente en el punto donde más se sancionaba. Reforzar la señalización sirvió de muy poco.
En el último trimestre de 2019, el Ayuntamiento declaró la guerra a la doble fila. Es un fenómeno que la alcaldesa, Inés Rey, siempre ha descrito como un “mal endémico”, así que se decidió a activar las cámaras de la Vía Prioritaria Vigilada (VPV) que llevaban años instaladas pero que nunca habían sancionado. Tras un periodo de puesta a punto, entraron en funcionamiento.
Ya en este año, el Gobierno local finalizó en marzo la instalación de las cámaras que custodian las zonas de carga y descarga. El objetivo es obtener una mayor información sobre el tráfico de mercancías en la ciudad y controlar el correcto uso de esos espacios, permitiendo sancionar a quien los utilice sin contar con los permisos para estacionar en ellos: en Alfredo Vicenti, plaza de Vigo, ronda de Monte Alto, o Almirante Cadarso, por citar algunas de las localizaciones.
Solo el año pasado se impusieron 2.535 multas por estacionamiento en zonas de carga y descarga, pero es de esperar que aumente considerablemente para este año. Sin embargo, las cámaras de La Marina continuarán siendo las que más infractores descubran. En parte, señalan fuentes policiales consultadas, porque los conductores que circulaban por la avenida de Montoto suelen volver por el mismo punto. Eso significa que reciben una doble sanción.
También se ha avanzado mucho en la instalación de lo sensores de la Ciudad Vieja, con los que se pretende garantizar que solo los vehículos de reparto y de los residentes puedan acceder al casco histórico. Todo se controlará desde la sala de pantallas de la Policía Local, que ha sido reformada con tecnología punta para convertirla en el Centro Integral de Movilidad (CIMob).