“Cualquier día muere alguien aquí”, comentó un peatón ayer, justo después de no haber respetado el rojo del semáforo y estar a punto de ser atropellado por un bus en Modesta Goicouría. El problema, además de las prisas con las que los coruñeses recorren las calles, es que la circulación cambió recientemente, con las obras de San Andrés, y muchos no se han acostumbrado al nuevo flujo de tráfico, compuesto por autobuses que se dirigen desde la plaza de Pontevedra hasta el Paseo Marítimo.
San Andrés se cortó al tráfico el 3 de abril y, desde el principio, supuso un fuerte trastorno para la circulación del centro de la ciudad, porque existen muy pocas vías alternativas para desviar los coches. De hecho, solo hay dos: la avenida de Oza y el Paseo Marítimo. El principal problema a resolver por los técnicos del área de Movilidad eran los desvíos en las líneas de bus, puesto que la plaza de Pontevedra es un nudo vital.
En efecto, líneas como la 11, 20 y 21 pasan por allí, y se hizo necesario proporcionales una salida alternativa a San Andrés. Modesta Goicouría fue la solución obvia. Ahora los autobuses (y solos los autobuses) salen por allí al Paseo Marítimo, para luego retomar su recorrido habitual a la altura de Zalaeta. Fuentes policiales reconocen que también algunos particulares deciden emplear este atajo, aunque esté prohibido.
Pero el principal peligro reside en los peatones. Resaltemos que ese riesgo no existe para los que respetan el semáforo. Pero el problema es que son muchos los que se confían y cruzan en rojo, porque están acostumbrados a atravesar Modesta Goicouría vigilando solo el extremo del Paseo Marítimo, ya que “desde siempre”, alegan, ha sido de sentido único. Guiados por la fuerza de la costumbre, se adentran en la calzada confiados y arriesgan su vida por ignorancia. Que los únicos vehículos que vienen de la plaza de Pontevedra sean buses hace que sea aún más peligroso, porque la mayor parte del tiempo el carril permanece vacío, haciendo que los peatones se confíen aún más.
No es la única confusión que han generado los cambios en la circulación en el centro de la ciudad. Por ejemplo, en 2021 se cambió la circulación en la Cuesta de la Unión, la calle de Nicaragua y el tramo que cruza con Pla y Cancela para mejorar la circulación de los buses urbanos. La Cuesta de la Unión pasó a ser de subida y Nicaragua, de bajada, pero a día de hay muchos conductores que bajan desde Pla y Cancela siguen confundiéndolas, lo que les obliga a dar marcha atrás.
Antes incluso se había prohibido el giro de rúa alta desde San Andrés, pero los coches seguían girando a la izquierda por pura costumbre, lo que conllevó más de una multa. Las costumbres tardan en morir y todo cambia demasiado deprisa para conductores que se mueven por A Coruña con los ojos cerrados.