El reloj rozaba las 24 horas de ayer lunes, cuando la Luna se puso en modo carnaval y sorprendió a las decenas de personas que caminaban, disfrazadas, o no, por el paseo martímo del Orzán. Al alzar la vista hacia el horizonte, pudieron ver cómo el satélite se acostaba a la altura de las faldas del monte de San Pedro. Sorprendía, además de su posición tan cercana al mar, su color rojizo y su gran tamaño.
La Luna ya estaba espectacular antes de esa hora, pues está en fase creciente y, al ser el día claro, se le veía “sonreír en el cielo”, como apuntó un niño horas antes de que se pusiese. Pero ya rozando el cambio de día asombró aún más, pues se la pudo ver “acostándose” al fondo a la izquierda de la bahía del Orzán: “En general, el horizonte suele tener nubes o brumas y por eso no lo podemos ver de forma habitual”, explican desde los museos científicos coruñeses.
Su tamaño, pues se percibía mucho más grande que horas antes, cuando estaba alta, se explica así: “Esto es debido al fenómeno óptico llamado ‘ilusión lunar’, “que hace que parezca más grande cuando está cerca del horizonte que cuando está más arriba en el cielo”, apuntan estas fuentes.
El color, un rojo anaranjado, se explica así: “Es por lo mismo que el atardecer se ve rojo, por la dispersion de la luz. El rojo es el que menos dispersa, por eso los puestas sol se ven rojas, y también la luna cuando esta cerca del horizonte".