El precio de la cesta de la compra está por las nubes y, como siempre, esta alza en los precios afecta a los más vulnerables, aquellos que llegan con dificultades a fin de mes. En la Institución Benéfica Padre Rubinos señalan que existe un tipo de usuario: con casa e ingresos que les impiden caer en la indigencia total, pero que no bastan para sostenerse económicamente, sobre todo si tienen personas a su cargo.
El presidente de la institución, Eduardo Aceña, lo explica: “Sabemos que hay matrimonios que dejan a sus hijos en casa y vienen al comedor social porque no tienen capacidad económica para asumir los gastos de sus hijos y los suyos”. Aceña achaca este fenómeno a una suma de factores, que van desde la inflación a unos salarios precarios, sin olvidar circunstancias particulares “variables y heterogéneas”.
Los recursos asistenciales son los que soportan la presión derivada de estos problemas económicos. “Lo estamos percibiendo en el número de usuarios, lo que es alimentación, comida y almuerzo estamos superando las trescientas personas, superamos las doscientas en la cena y las cien en el desayuno. Además, las 120 plazas del albergue están totalmente ocupadas la mayor parte del tiempo. “Estamos reventados”, denuncia Aceña.
Para mantener su labor, la institución de Padre Rubinos precisa del apoyo económico de los organismos públicos. Y por eso el director xeral de Inclusión Social de la Xunta de Galicia, Arturo Parrado, lo visitó este mes, para garantizar que seguirá colaborando. De hecho, el Ejecutivo autonómico concedió a esta organización subvenciones económicas por más de 320.000 euros en las últimas convocatorias de la orden de ayudas para entidades de iniciativa social y la que se corresponde con el IRPF.
El director de Inclusión Social recordó que nadie está a salvo de los vaivenes económicos, pero afecta especialmente a los más vulnerables: “Debemos apoyar a estos sectores de forma especial. Este año hemos dedicado un 8% más a la Risga, y a las ayudas de inclusiones social, así como el incremento de las pensiones no contributivas”.
En el mes de julio, la Junta de Gobierno local aprobó la adjudicación de las obras del centro de baja exigencia que se instalará en las antiguas dependencias de Padre Rubinos, en el barrio de Labañou. En una primera fase, se reformará el semisótano y la planta baja para dar capacidad a 29 usuarios.
En la segunda fase se incrementará el espacio con 16 plazas más, para llegar a 45 en total. Los trabajos cuentan con un presupuesto de 715.000 euros y están financiados en un 80% por los fondos europeos Feder. La empresa adjudicataria es Prace Servicios y Obras.