La okupación se ha vuelto un fenómeno marginal, que ya no está asociado a la reivindicación política. Los vecinos de los inmuebles okupados protestan continuamente por los problemas de convivencia que generan los individuos marginales que se instalan en estos viejos edificios abandonados. A menudo son toxicómanos, de manera que este problema se mezcla con otro muy viejo, el de la droga. En el caso de Monte Alto, heroína. Los vecinos quieren que las autoridades tomen medidas. En el caso del punto de droga de la calle Santo Tomás, en su confluencia con la de Orillamar, que preocupa a la comunidad educativa de un centro cercano, sobre todo ahora que comienza el curso escolar, que han pedido a la Policía Nacional que actúe.
Los vecinos, en realidad, denuncian trapicheo y prostitución. Expertos en la desokupación aseguran que, en efecto, en Monte Alto existen varios puntos de venta de heroína que consisten en viviendas okupadas. Por otro lado, fuentes de la Policía Nacional apuntan a que, por lo menos en el caso de Santo Tomás, aunque es un nido de marginalidad no lo consideran un punto negro de tráfico de drogas.
Es un caso parecido al que se daba en Os Mallos, donde una panadería de la calle de Mariana Pineda se situó en el punto de mira de los vecinos, que se quejaban de los individuos marginales que pernoctaban allí: la Policía Nacional aseguró que no existía un tráfico de drogas como tal aunque, como muchos de estos individuos son toxicómanos, a menudo trapichean entre ellos. En cualquier caso, suelen estar tras el aumento de los pequeños robos.
En efecto, fuentes policiales señalan que, en realidad, el bajo precio de la droga ha sido uno de las razones detrás del aumento de la criminalidad. “Cada vez es más barata, y se puede conseguir una dosis con solo un palo”, explica. Un pequeño atracado, o un robo al descuido, basta para pagar el hábito. Son estos robos, entre otras cosas, lo que hace tan desagradable la vida junto a los toxicómanos, además de las disputas que habitualmente estallan entre ellos.
En realidad, la heroína siempre ha sido la droga más vendida en Monte Alto, que ha sido el escenario de algunas operaciones importantes de la Policía Nacional contra el tráfico medio. Las viviendas sociales de Orillamar, por ejemplo, han sido el hogar de líderes de tramas de narcotráfico, y allí ha irrumpido la Policía en su busca. Pero la venta no se hacía allí, sino en pisos repartidos por todo el barrio, lo que obligó a la Policía Nacional a asaltarlos todos en el transcurso de una gran operación que se llevó a cabo en 2018 que se saldó con 23 detenidos. Pero estos puntos de venta no eran casas okupadas.
En todo caso, Monte Alto puede convertirse en el próximo punto de conflicto vecinal debido a los okupas de la ciudad, que ya ha vivido unos cuantos. Los coruñeses no están acostumbrados a echarse a la calle para protestar por los problemas de sus barrios, pero la okupación constituye una excepción. Los de la Falperra estuvieron a punto de hacerlo en 2021, pero unas amenazas le disuadieron de hacerlo.
En cambio, los residentes de Os Mallos lo hicieron en septiembre de ese mismo año cuando el problema se mudó a su barrio. En realidad, realizaron dos protestas, puesto que el movimiento vecinal estaba dividido. Este año le tocó el turno al Barrio de las Flores por los okupas del Club Financiero y, días después, a la ronda de Nelle por la comunidad okupa del 120. Cada vez más, las autoridades tienen que hacer frente al descontento por un problema que, insisten, es marginal.