Meses después de que dieran comienzo las obras de reforma más importantes que jamás ha encarado el Paseo Marítimo, ya se pueden adivinar en As Ánimas los diferentes espacios y el cambio de sección previsto: el espacio para el carril bici y el carril de corredores. También se ven sus efectos a corto plazo, puesto que han desaparecido docenas de plazas de aparcamiento. En realidad, el plan de humanización y naturalización del Paseo Marítimo supone la mayor desaparición de aparcamiento libre en lo que va de mandato.
Conviene recordar que, durante el mandato de la Marea, el Gobierno local decidió aprovechar que el tranvía había quedado definitivamente fuera de servicio para convertir ese tramo de calzada en aparcamiento. El resultado fue un alivio para los conductores de Monte Alto, un barrio con escasez crónica de aparcamientos comunitarios.
Pero ahora, se trata de ampliar aceras y crear zonas verdes, así como animar a los coruñeses a correr y a pedalear y todo eso debe hacerse a costa de las plazas para aparcar. Esto no afecta a los vecinos de la Ciudad Vieja, que cuentan con estacionamientos de uso exclusivo, pero sí afecta severamente a los residentes en Monte Alto sin que por el momento se haya dado a conocer ninguna medida compensatoria.
Desde el comienzo de las obras, a mediados de noviembre, se ha eliminado una docena de plazas en batería situadas justo frente a la Escuela de Artes Pablo Picasso. También se ha eliminado todo el aparcamiento desde la calle Veramar, lo que supone otro centenar de plazas. Los trabajos abarcan desde el dique de abrigo al cementerio de San Amaro, y en ese tramo de 1,5 kilómetros existen unas 200 plazas. Sin embargo, fuentes municipales matizan que no desaparecerán todas y que algunas se repondrán una vez termine el proyecto, aunque sí la gran mayoría. En su lugar, se instalarán dos aparcabicis.
Algunas obras de humanización ha tenido un elevado coste en término de espacio para aparcar, como la calle de Ramón Cabanillas, que ha perdido cerca de 50 plazas para formar parte de la ronda peatonal que discurrirá desde A Gaiteira al Parque del Observatorio, Cuatro Caminos, que pierde 30 por unas obras para construir un skatepark, o 19 en la avenida de Fernández Latorre. Nada comparado con la de esa obra, que las supera a todas.
Este tramo del Paseo es mucho menos transitado que el que discurre frente a las playas y eso es lo que permite limitar la circulación a un solo carril por sentido. Además de soterrar las vías, se ampliará el carril bici ya existente, convirtiéndolo en bidireccional. Está previsto ajardinar 7.000 metros cuadrados, y plantar abedules y estoraques, un nuevo espacio de juegos infantiles y una de práctica de ejercicio físico.
No es que sea el primer cambio en el Paseo en este mandato: en 2020, aprovechando el confinamiento, se transformaron los raíles del tranvía en el tramo del Paseo Marítimo de Riazor y Orzán en un carril “runner” o sea, para corredores, con un pavimento especial. Pero en esa ocasión no se eliminó aparcamiento.