Entre muchos de los actores políticos locales corrió en la mañana de ayer ese sentimiento del futbolista que realiza un gran partido o la emoción que aún sienten muchos protagonistas de reportajes al verse al día siguiente en el periódico. Resulta algo similar al revelado de fotos analógicas: A Coruña había sido protagonista de una cumbre y referida en la prensa internacional en innumerables idiomas. 

Uno de los encargados de hacer la crónica del pasado miércoles fue el neerlandés Jorn Lucas, del medio BNR, especializado en temas económicas, que apunta a una reivindicación de la ciudad más a nivel nacional que internacional. “Al resto del mundo le da igual si la cumbre es en Madrid o A Coruña”, apunta. “Es más importante para Inés Rey y el contacto de la ciudad con la política nacional; el mensaje que se manda es que no todo gira alrededor de Madrid y la idea del gobierno es la descentralización”, añade. 

Lucas, además, pone en valor el resultado final de la cumbre hispano-alemana, sobre la que tuiteó intensamente. “Fue un ejemplo”, dice. “Me llamó la atención que cuando llegó la gente famosa hubo un silencio enorme y nadie del público dijo nada, aparte de un pequeño murmullo de cuatro personas protestando”, prosigue el periodista de los Países Bajos, que en sus intervenciones sí realizó una pequeña situación de lugar en la que, metafórica y literalmente puso A Coruña en el mapa. “Tuve que explicar dónde estábamos”, finalizó.

Normalidad en La Marina 
La que vivió en primera fila todo el espectáculo que suponen dos comitivas presidencias es la de La Marina, que sin embargo apenas vio alterado su normal funcionamiento en lo que a hostelería se refiere, según confiesa el presidente, Alberto Boquete: “En la zona de las terrazas pudimos trabajar con normalidad y tener las mesas de siempre”.

El hostelero cree que la foto en la Dársena es la mejor publicidad posible para la ciudad y los locales de La Marina

Cena en Árbore da Vieira 
La cena oficial tuvo lugar en la única Estrella Michelín de la ciudad y consistió  en unos aperitivos a base de empanada de cigalas y ‘la cereza que cayó del árbol’. 

El jurel con colifor y el centollo dejaron paso a al salpicón de bogavante y merluza a la gallega de principales, para finalizar con macedonia de frutas y milhoja de chocolate con vainilla de Tahití de postre.