Los coruñeses ya están acostumbrados a las noticias sobre la desaparición del patrimonio arbóreo de la ciudad. El caso más grave es el del olmedal del jardín de San Carlos, en vías de extinción. Pero el más conocido es el de las palmeras que el picudo rojo está devorando a toda velocidad. El último caso descubierto es un grupo que se yergue en una zona verde de Alfonso Molina, a la altura del viaducto de Juan Flórez.
En ese punto se encuentra un grupo de menos de diez palmeras que presentan un aspecto mustio, con las hojas más altas decaídas. El Ayuntamiento reconoció la semana pasada que los técnicos han encontrado al temido escarabajo asiático en sus troncos, así que puede que pronto caigan bajo los dientes de la motosierra. Por el momento, la Concejalía de Medio Ambiente no ha tomado la decisión de talarlos, porque no se ha diagnosticado que sean insalvables.
Es poco probable que sobrevivan, sin embargo. Este parásito es tremendamente voraz y se reproduce a una velocidad de vértigo, de manera que las larvas ya se están comiendo el interior del tronco de las palmeras.
Existen tratamientos fitosanitarios pero deben ser aplicados inmediata y periódicamente. Los aplican en el palmeral de Méndez Núñez, donde hay ejemplares que también muestran síntomas. El Ayuntamiento asegura que allí no hay picudo.