A las seis de la tarde de hoy se reabrió la avenida del Puerto al tráfico, poniendo a sí fin a varias horas de colapso en el centro de la ciudad. Lo que iban a ser simplemente unas obras de canalización en la avenida del Puerto, resultaron ser un qu ebradero de cabeza para la gestión del tráfico. No en vano esta avenida es una de las arterias principales de la ciudad, que ya habitualmente se congestiona en las horas puntas. Hoy, el centro de la ciudad rozó el colapso, porque la situación se vio empeorada por la avería de un camión en A Falperra y por obras ya existentes, como la de Padre Feijoo.
No se trataba de una obra muy importante, así que el corte estaba previsto que finalizara para las dos y media. Quizá por eso se decidió no esperar hasta el fin de semana, cuando se suelen realizar trabajos en puntos conflictivos aprovechando la reducción de tráfico. En todo caso, los cálculos fallaron, o surgió un imprevisto, porque a media mañana se notificó a la Policía Local que el corte se prolongaría hasta las seis de la tarde. La situación empeoraba.
Hay que recordar que ayer se había cortado otra calle muy cercana, la de Padre Feijóo por unas obras en la red de pluviales. Esta vía, entre la plaza de Lugo y la de Ourense, soporta mucho tráfico de salida. Pero es que, además, a las tres y diez de la tarde se produjo un incidente en A Falperra: un camión se averió cuando subía la Travesía del Monte, la cuesta que lleva hasta la ronda de Nelle. De esa manera, los vehículos que trataban de evitar el atasco en la avenida del Ejército se veían obligados a dar un rodeo más bajando por Cuatro Caminos para poder subir a la ronda de Nelle.
Mientras tanto, las obras continuaban a toda prisa y se concluyeron, como estaba previsto, a las seis de la tarde. A partir de ese momento, la situación empezó a descongestionarse, y poco después regresó a la normalidad.
Los ciclos semafóricos están ajustados al paso del tráfico en la ciudad. En algunos casos, una diferencia de unos segundos es muy importante, de ahí que exista normalmente muy poco margen para cambiarlos. La gente mayor que nos pide, por ejemplo, más tiempo para cruzar un paso de cebra, pero eso significa que se vayan acumulando coches.