La ciudad cambia poco a poco a poco, y por todas partes aparecen calles peatonales. Las más importantes son las del centro, como la de Compostela o la de Alberto Marchesi, pero pueden encontrarse en todos los barrios y son la expresión palpable de una política que favorece al peatón por encima del coche. Pero a algunos conductores les cuesta acostumbrarse a la nueva situación, y es deber de la Policía Local recordárselo. A veces por las buenas, y a veces por las malas: según las cifras municipales, el año pasado se impusieron casi 700 (695) multas por circular por zona peatonal. A esto hay que añadir unos 300 (272), lo que significa tres sanciones al día.
La Policía Local tiene órdenes de intensificar la vigilancia en las nuevas zonas peatonales, precisamente porque son donde se producen más infracciones. El caso más reciente fue la calle Compostela, donde los conductores tomaban el giro desde la calle Picavia a pesar de estar restringido a vehículos de carga y descarga y a vecinos. Además de aumentar la vigilancia (lo que llevó a imponer nueve multas en un solo día) también se instaló una cámara para que la Policía Local supervisara el punto de manera permanente.
Pero los agentes municipales aseguran que no es una excepción: “También en Alcalde Marchesi, los primeros días, no paraban de llamarnos los vecinos”. Otras zonas, como la calle Ramón Cabanillas, en Os Mallos, que se peatonalizó recientemente, no requieren tanta vigilancia por su pequeño tamaño, como la Agra do Orzán. Son sobre todo las del centro, como la de Pintor Joaquín Vahamonde o la de Emilia Pardo Bazán, las que requieren más control por parte de los agentes de Disciplina Vial.
Pero otras zonas peatonales o de acceso restringido desde hace años también son escenario e infracciones, como pasa con la Ciudad Vieja. Es un problema que los vecinos denuncian, y que probablemente no se solucionará del todo hasta que se instalen las cámaras que están incluidas dentro del proyecto para crear la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que se hará realidad antes de que acabe este año. Para evitar las restricciones de tráfico, siempre impopulares, el Gobierno local ha escogido precisamente una zona donde el tráfico ya está restringido.
Pero la vigilancia telemática no es siempre la solución. Fuentes municipales confirman que la mayor fuente de sanciones que se imponen por circular por una zona restringida proceden no de las zonas peatonales, sino de La Marina. Desde que se instalaron las cámaras para vigilar el tráfico, miles y miles de incautos conductores, haciendo caso omiso de las señales de advertencia, han circulado por la avenida de Montoto. Actualmente, se estima que rondan los 40 al día.
“Estamos convencidos de que son conductores de fuera de la ciudad, muchos gente mayor que va al Hospital Abente y Lago –comentan los agente–. Muchos no se enteran y regresan por el mismo camino, así que les multamos dos veces”.