Los fines de semana, al turno nocturno de la Policía Local le toca vigilar el cumplimiento de las ordenanzas municipales por parte de los locales de ocio nocturno. Es una pelea continua que le sitúa en el fuego cruzado de los vecinos, que consideran que no se está haciendo lo suficiente, y los gerentes de los establecimientos, que se sienten presionados. Algunos más que otros: la Policía Local maneja una lista de unos 30 establecimientos reincidentes que comprueban cada fin de semana.
“No todos los fines de semana: vamos por zonas: una semana en Matogrande, otro en el Orzán, otro en el Agra...”, enumeran fuentes municipales. Las principales infracciones que acumulan son exceso de aforo, incumplimiento del horario, exceso de ruido, etc. En algunos casos, suficientes como para provocar su cierre por faltas reiteradas como es el caso de un local de la calle Socorro que fue cerrado en tres ocasiones en el último año.
El Ayuntamiento señala que el año pasado se atendieron 206 incidencias solo por ruidos. A pesar de lo cual, los vecinos del barrio del Orzán han denunciado al Ayuntamiento ante la Valedora do Pobo y, recientemente, una comunidad ha llevado al ente municipal al contencioso-administrativo por considerar que no hace respetar la normativa autonómica de insonorización.
En los últimos tiempos, la Policía Local ha comenzado a coordinarse con la Nacional para además, sancionar en aquellos locales donde se cometen no solo infracciones, sino también delitos, el más común de los cuales es el tráfico de drogas.
Un ejemplo de sus últimas actuaciones conjuntas tuvo lugar el viernes pasado en un after de Matogrande, donde detuvieron a tres personas y se intervinieron varias papelinas de cocaína. Sin embargo, los dueños del local, que habían sido detenidos, y luego puestos en libertad, aseguran que son inocentes (aunque el tercer detenido, un empleado frecuente suyo, ingresó en prisión por este motivo).
Aseguran que llevan quince años regentando el local sin ningún incidente grave y consideran que las noticias “ponen de relieve una realidad sesgada” que causa un grave perjuicio en su local, en forma de descenso en su facturación “por la injusta fama”. Señalan que la cocaína se encontró en el coche del tenido. Otros cinco clientes estaban en posesión de drogas pero los dueños señalan que no pueden controlar a sus clientes y a quien sorprenden consumiendo drogas, lo expulsan. Para ellos, han sido los más perjudicados.