El número 41 de la avenida de Oza pasa por ser uno de los edificios okupados que más problemas ha causado en la ciudad. Desde que se instalaron en él un puñado de jóvenes, hace algo más de un año, se han convertido en un problema en la zona. Las peleas e incidentes relacionados con el tráfico de drogas están a la orden del día, afectan al comercio local y genera inseguridad. La Policía ha tenido que acudir en varias ocasiones, así como Bomberos, cuando estalló un incendio. Pero todo esto podría acabar pronto, porque existe una orden de desalojo programado para mañana mismo. 

En efecto, fuentes cercanas al caso señalan que se ha conseguido una segunda orden. La primera estaba programada para el último día de enero, pero tuvo que anularse debido a la huelga de los letrados judiciales, que paralizaron todos los trámites durante dos meses. Ahora los desalojos vuelven a ponerse en marcha, sobre todo aquellos que se priorizan por generar preocupación entre los vecinos. 
 

El primer caso fue el de la avenida de Peruleiro, a principios de abril.  Los secretarios judiciales, acompañados de la Policía Nacional, acudieron al número 29 de la avenida de Peruleiro, poniendo fin así a años de continuas molestias para los vecinos, que denunciaban robos  peleas y escándalos de sus ocupantes, jóvenes magrebíes que se hallan en el país en situación irregular. 

Pero puede que el caso de la avenida de Oza no tenga un final feliz: fuentes cercanas al caso señalan que la orden de desalojo solo es válida para el cuarto piso, donde se encuentran los jóvenes okupas (hay que recordar que en el segundo piso se encuentra una inquilina legal). Pero estos, según informaciones, podrían haberse desplazado al primer piso. Este debía estar cerrado con planchas de madera pero pueden haberlas derribado. De confirmarse este problema, podría alargar el desalojo de forma indefinida, puesto que la orden solo es válida para el cuarto piso.