"Al principio, nuestra idea cuando nacimos era dar servicio a toda la gente del barrio, y a las personas que en verano iban a las playas de la zona, como una cafetería más”, explica Antonio Dubra, que durante los últimos 33 años ha regentado el Café-Bar Internacional 2 en Rubine.
Ahora, más de tres décadas después, el emblemático local ha bajdo la persiana, y lo ha hecho convertido en un referente de la ciudad. Era famoso, sobre todo, porque se había convertido en el bar al que a última hora de la noche (o a primera de la mañana, según se mire) acudían numerosos jóvenes a comer una hamburguesa o un bocadillo al volver de fiesta para reponer fuerzas.
“Percibimos que existía esa demanda, y entonces, decidimos ya en los primeros años de vida de la cafetería, ampliar el horario hasta el máximo legal establecido”, señala Dubra, que reconoce que no siempre era sencillo gestionar un bar a esas horas. “La gente salía de fiesta y llegaba aquí con mucha hambre a por su hamburguesa. A veces, había tantas personas que teníamos que cerrar el bar con llave porque, literalmente, no cabía nadie más dentro”, asegura. “Los jóvenes llegaban y se sentaban en cuanto veían una mesa libre, sin darnos tiempo a recoger los platos de los clientes anteriores. Era una locura”, añade.
Dubra explica los motivos que le han llevado a tomar la decisión de abandonar el local. “Los propietarios del edificio ya no están interesados en que continuásemos ahí. Somos los últimos que quedamos en el inmueble. Estábamos renovando año a año y en diciembre se acababa el contrato actual, así que lo único que hacemos es adelantarnos unos meses”, explica.
La Internacional 2 también se caracterizó por ser lugar de reunión de asociaciones, alguna ONG como Médicos sin Fronteras, partidos políticos como Podemos en sus inicios o ser sede de equipos de fútbol sala, además de dar cabida a una peña del Dépor. “Hacíamos muchas tertulias políticas, y cuando cayó el Muro de Berlín, le enviamos un premio a Gorbachov”, presume Antonio.
Ahora, el negocio se traslada a la Avenida de Navarra, en un local que también alberga la sede del equipo de fútbol Torre, que preside el propio Antonio Dubra.