Que A Coruña es una ciudad de barrios y que éstos despiertan una especie de vinculación que solo un oriundo puede entender se percibe con salir de la zona 15001. Las Fiestas de María Pita han repartido juego y escapado de la centralización, hasta el punto que en la segunda quincena de agosto cada barrio se convirtió en epicentro por unos días. El éxito de público y de trabajo en la hostelería y comercio carga de razón a los representantes vecinales, que piden incidir más en esa idea.
Tomó la alternativa los días 15 y 16 de agosto la zona de Oza y A Gaiteira, y lo hizo para darle vida a las calles, tal y como afirma su presidente vecinal, Paulo Sixto: “Llovió, pero hubo bastante más gente de la que se ve normalmente en el barrio, y la principal beneficiada fue la hostelería”. No obstante, Sixto también abre un melón: el del papel del Ayuntamiento y las ayudas municipales. “La aportación debería cambiar de criterio y hacerse en función de la población que tiene cada barrio”, dice.
El procedimiento para plantear la fiesta en cada uno de los barrios podría resumirse en un borrador de actividades por parte de los vecinos y una oferta de artistas y espectáculos disponibles del Gobierno municipal. La subvención ronda entre los 10.000 y los 11.500 de cobertura, y más allá de eso corre a cuenta y de la comisión. En Novo Mesoiro el presupuesto para los cinco días se disparó hasta los 30.000 euros, y solo la generosidad de la hostelería, comercio y vecinos pudo pagar la cuenta.
5 barrios
| 30.000 euros
| 11.500 euros
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Entre el 17 y el 19 de agosto, O Castrillón arregló con los 10.000 euros municipales una fiesta en la que la contratación de Heredeiros, eso sí, corrió a cargo del Ayuntamiento. “Para hacernos una idea, los ultramarinos cerraron a las 03:15 horas y los bares a las 03:30”, explica el secretario, Domingo Verdini, sobre el impacto en el barrio. La plaza de la Tolerancia congregó a los vecinos de Labañou, que en este caso celebraban por segunda vez, tras la Festa dos Porcos de junio. El secretario vecinal Pablo Leira subraya que “na de xuño había máis xente de fóra, pero nótase mogollón no comercio e a hostalaría igualmente”. 11.500 de los 13.000 euros salieron de las arcas municipales.
Un solo día, el 23 de agosto, sirvió para que Eirís se engalanase con la Fiesta de la Fresa. “Estamos acostumados a recibir xente de Pedralonga, Palavea, Elviña e Oleiros”, dice la presidenta vecinal, Mónica Díaz.
Finalmente, Novo Mesoiro batió récord de afluencia y días, lo que desbordó las previsiones de todos, incluida la asociación vecinal. “Que haya más fiestas en los barrios y presupuesto para ellas, así evitamos el agobio de pensar que no llegamos", advierten.
Los vecinos de O Castrillón creen que la plaza de Pablo Iglesias demostró su potencial |
Nada mejor como el buen funcionamiento de las cosas para reivindicarlas. Así la Asociación de Vecinos Castrillón-Urbanización Soto IAR hizo un balance positivo de las celebraciones en el barrio, y también aprovechó para lanzar un mensaje de apuesta continuada y no solamente durante unos días al año. “La plaza de Pablo Iglesias y las infraestructuras que la rodean constituyen un espacio con las características suficientes para acoger todavía mayores eventos musicales, como se demuestra reiteradamente cada vez que se llevan a cabo espectáculos”, afirma un comunicado hecho público, y firmado por la directiva. La asociación cifra en 9.500 personas de todas las edades la afluencia a las fiestas durante los tres días, divididas en 5.000 durante el concierto de Heredeiros da Crus, 2.000 en la verbena y un número indeterminado entre los 29 participantes del concurso de tortillas, 300 intercambios de libros. Además, unos 500 niños pasaron por los hinchables y la fiesta de la espuma, mientras que 250 espectadores acudieron a la representación de la obra ‘Muiñada’ dentro del programa Cascarillarte. También lamenta la falta de sillas en los conciertos de música tradicional y la falta de comunicación a los medios por parte del Ayuntamiento. |