Reportaje | Así era la Fuente de la Sierpe, la más desconocida de la historia de la ciudad

Reportaje | Así era la Fuente de la Sierpe, la más desconocida de la historia de la ciudad
Fuente de la Sierpe en el Campo del Espíritu Santo, según el dibujo del arqueólogo Sir William Gell | Cuaderno manuscrito de Sir William Gell

De la Fuente de la Sierpe sabíamos su siglo de construcción y la zona en la que se ubicaba. Ahora, gracias al afán coruñesista y a la curiosidad de los investigadores, conocemos cómo era. 


Por referencias antiguas nos constaba que las fuentes del Mercado y de la Sierpe fueron levantadas entre 1527 y 1550.


En cuanto a la ubicación de la que nos ocupa, consta que el 5 de mayo de 1589, al día siguiente del inicio del cerco inglés sobre la ciudad, el Marqués de Cerralbo dispuso que las compañías de Antonio Herrera y Gómez de Carvajal cubriesen la orilla del mar desde el convento de San Francisco hasta la Fuente de la Sierpe, situada en los molinos de viento del Campo del Espíritu Santo.


El Campo del Espíritu Santo era una amplia extensión de terreno que, principalmente, acogía —y acoge— a órdenes militares, eclesiásticas y sanitarias: los restos del convento, iglesia y cementerio de San Francisco; la Orden Tercera de la misma congregación; el Hospital del Buen Suceso y la capilla del mismo nombre adosada al primero, y la del Espíritu Santo, reconvertida en caja de reclutas; la Real Maestranza de Artillería, hoy sede del Rectorado una parte y Museo Militar la otra; el cuartel de San Francisco, actualmente Fundación Luis Seoane, y el Hospital del Sergas, ahora Abente y Lago.

 

El hallazgo

Este relato histórico nos aclaraba la zona en la que se ubicaba, pero hasta ahora nada más se sabía sobre ella al no existir —o al menos no haber sido hallado aún— documento alguno que pudiese aportar más luz. Pues bien, recientemente Manuel Arenas me comentó que la investigadora Marisa Rey le hizo llegar a través de Javier López Vallo un dibujo extraordinario. Estoy muy agradecido a Manuel por su inestimable ayuda a mi trabajo de investigación en torno a la urbe. Siempre ha sido, y será, un fiel defensor de nuestra historia, en todos sus aspectos; es una persona que se desvive por su ciudad las veinticuatro horas del día y así todo el año y uno detrás de otro. Su fortaleza intelectual mantiene viva la llama espiritual de la historia herculina. Con Manuel comparto pasión por la historia local, que en ocasiones se enriquece con documentos que duermen el sueño de los justos en diferentes archivos, no solo de nuestra ciudad, sino en otros, muy numerosos, de diferentes lugares del mundo. Es el caso del dibujo que hoy revelamos sobre la fuente más desconocida de la ciudad, nombrada en documentos pero hasta ahora nunca vista salvo por aquellos que fueron contemporáneos a ella. Y podemos decir que lo que vemos es para contener la respiración. 
A mi juicio, la fuente se puede ver en todo su esplendor en un cuaderno manuscrito de Sir William Gell, cuya réplica facsimilar editará el próximo año Manuel Arenas. Este explorador, arqueólogo e ilustrador nació en Hopton Hall (Derbyshire, Reino Unido) en 1777 y falleció en Nápoles (Italia) en 1836. Estuvo en España entre 1808, año en que recaló en la ciudad, y 1810. Levantó planos y dibujos de lo más llamativo que veía, y en esa categoría entra una construcción coruñesa que el arqueólogo identifica simplemente como “fountain” y que, a mi entender, se trata de la Fuente de la Sierpe. Si damos por hecho que ésta se erigió en 1550, llevaba en servicio casi 260 años cuando este viajero británico la conoció.

 

Sir William Gell, retratado por Cornelius Varley en 1816  National Portrait Gallery, londres
Sir William Gell, retratado por Cornelius Varley en 1816  National Portrait Gallery, Londres

 

Amplios sillares

Sin duda, estamos ante una obra monumental: consta de amplios sillares bien ajustados y de una altura considerable, tres caños, abrevadero para el ganado, pila para lavar la ropa y desagüe. Dos aguadoras con sellas en la cabeza —¿o acaso son un par de estatuas?— completan la escena. Al fondo, un paño de una robusta muralla.


Quedan más misterios por resolver en torno a esta construcción. Tras desvelar este dibujo de William Gell es de suponer que las instancias más importantes de la ciudad impulsen una investigación —que emplee incluso sistemas sofisticados de última generación— para dar con el lugar exacto del Campo del Espíritu Santo en el que se ubicaba esta monumental fuente. Mi hipótesis es que podía estar en la muralla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. Lo sospecho porque el dibujo muestra una bancada corrida, y la única que existe en el lugar es la de esta Venerable Iglesia. Pero, más allá de teorías, insisto en que habrá que estudiar a fondo dónde podía haber estado realmente.


Más misterios

Tampoco sabemos cuándo desapareció ni el motivo. Ahora, gracias a Gell, conocemos que en 1808 estaba en pie. Lanzo una segunda hipótesis, en este caso sobre su fin: pienso que pudo ser destruida en el cerco francés de 1823, cuando la ciudad se rindió a los realistas de Fernando VII. Pero eso es algo que también habría que demostrar. 

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