Reportaje | La Coruña en el siglo XIX (Parte 2)

Reportaje | La Coruña en el siglo XIX (Parte 2)
Vista generalww de La Marina en 1890

Siguiendo la narración anterior, la industria tuvo en esta época una singular importancia en el conjunto económico de España.


Las industrias más importantes de La Coruña en este tiempo fueron la Fábrica Nacional de Tabacos de A Palloza, la cual daba trabajo en 1834 a unas 3.000 mujeres y a diverso personal masculino en sus instalaciones. En 1890, la plantilla alcanza las 4.000 operarias. Fue el año que más personal tuvo aquella industria fabril. También La Coruña contaba con diversas fábricas de velas de sebo, que era el alumbrado en la ciudad; una fábrica de cerillas, que estaba establecida en la calle de San Andrés, propiedad de Bescansa y Mesa, databa de antes de 1840.

 

La Coruñesa
En ese mismo año se instala en el Cantón Pequeño una fábrica de medias de punto y en dicha vía, otra de cobertores y colchas de algodón propiedad de Nicolás Losada. Además, contaba la ciudad con una de  bombas para elevar el agua de los pozos profundos que había en La Coruña. En esta época funcionaba la fábrica de cristales La Coruñesa de Ugarte y Compañía, la cual dio gran desarrollo a la ciudad, proporcionando trabajo a 250 obreros, establecida en los terrenos que posteriormente adquieren los Padrres Salesianos para establecer en aquel lugar su escuela y taller. Esta sería una de las primeras industrias establecidas en España y superaba a la de Gijón, ya que en sus hornos se hacía toda clase  de vidrio hueco, liso y plano tallado, imitando a cristal, fanales, tejas y objetos de adorno pintados, dorados y grabados, la fábrica murió con su gerente Agapito de Ugarte, ciudadano vasco y avecindado en La Coruña. Además de esta fábrica había otra en A Palloza, llamada Español y Compañía, la cual disponía de dos hornos para vidrio hueco y plano.


Además de la fábrica de Jarcia y Cordelería, situada en el arenal del Orzán, propiedad de Pedro Marzal, cuya industria daba trabajo a unos 70 obreros, también a lo largo de la ciudad se hallaban de manera diseminada unos 120 telares, los cuales daban ocupación a unos 800 vecinos. Asimismo, había una fábrica de pasamanería y cintas, otras dos de peines, en las que trabajaban cerca de 200 operarios de ambos sexos, sin olvidarse de la industria de la sombrerería, cuya actividad en el siglo XIX en La Coruña era muy importante, como lo demuestra la fábrica de Pedro Barrié, la cual contaba con 180 personas, dedicadas a su fabricación, situada en la Estrecha de San Andrés y su producción anual era de 40.000 sombreros. De alta calidad. Siendo proveedor de la Real Casa.

 

Farmacia Villar
En 1827, se instala la Farmacia Villar, en la calle Real 82, la cual viene a ser la más antigua con que cuenta La Coruña. En 1831 se funda la primera droguería moderna a cargo de los señores Fermín y Martín Bescansa. Asimismo existían tres fábricas dedicadas a jabones, las cuales contaban con una producción anual de 14.000 quintales, existiendo otra de marcos dorados, una dedicada a fabricar “puntas de París”, aparte de un buen número de talleres de carpintería, zapatería y fundición, una de las cuales era propiedad de Joaquín Galiacho y situada cerca del Puente de Monelos, justo en la calle que hoy lleva el nombre de su fundador.
En el tercio final del siglo XIX, surge La Primera Coruñesa, fábrica de hilados y tejidos, situada en el Camino Nuevo (Juan Flórez). Contaba con 200 operarios de los cuales 160 eran mujeres, al final de esta centuria, nace La Artística, empresa dedicada a la estampación. En cuanto a la alimentación, había varias empresas dedicadas a la salazón, la mayoría de ellas situadas en la zona de A Palloza, que era el lugar en que hallaba el muelle de pescado. Era propiedad de las familias de Ramón y Sabino Presas y de la familia Maristany, la cual tenía a su vez una fábrica de harinas y varias de chocolates. Destaca entres estas La Española, actividad que daría lugar al apelativo puesto por los de Santiago a los de La Coruña, de ‘cascarilleros’, debido al gran consumo que de este producto se hacía en esta ciudad. Las fábricas de conservas, también eran importantes y destacaban entre ellas la de Zuloaga.
Toda la actividad industrial y comercial de La Coruña, se basaba sobre una población que en 1837 según el padrón, de 27.334 habitantes y que en 1897, alcanzaba los 40.501, es de suponer que toda esta actividad económica fuese suficiente para propiciar el aumento de la población atraída por el bienestar social en que se movía La Coruña. Su auge y prosperidad con que los ciudadanos de la misma se sentían seguros por la industrialización y comercio de la ciudad, habida cuenta que el peso económico del sector del Estado era débil y poco o mal remunerados. Donde las sociedades recreativas, realizan un papel relevante, como; La Sociedad Recreativa e Instructiva de Artesanos, La Tertulia La Confianza, el Liceo Brigantino ó el Orfeón El Eco. Son referencias culturales de la Coruña, a ello habría que añadir, las numerosas imprentas, de donde salían los periódicos editados en la ciudad a lo largo de esta centuria y que supuso la aparición y desaparición de unos 170 diarios y revistas de todo credo político, económico y social. Fue el gran desarrollo de La Coruña en el siglo XIX .l

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