Ahora que A Coruña aspira a ser bimundialista en fútbol, procede recordar cuando sonó como sede de los Juegos Olímpicos. Decimos sonó y no soñó porque, que se sepa, el asunto no tuvo recorrido más allá del periodístico. En todo caso, no es casual que esa posibilidad se plantease justo en ese momento, puesto que por entonces Riazor figuraba entre los estadios más modernos del planeta.
El 25 de febrero de 1944, la agencia de noticias Alfil —más tarde EFE Deportes— envió desde Berlín un teletipo que situó a A Coruña en la carrera olímpica. Esto decía: “Berlín—25. Las ciudades de La Coruña, en España, y Lausana, en Suiza, reclaman el honor de organizar los primeros Juegos Olímpicos después de la guerra. Tokio y Helsinki podrán, sin embargo, hacer prevalecer sus antiguos derechos”.
Reproducida en prensa
La noticia se reprodujo con diferentes titulares en varios periódicos. “La Coruña reclama el honor de organizar los próximos Juegos Olímpicos”, tituló ‘La Prensa’, de Barcelona. “La Coruña y Lausana reclaman la organización de los futuros Juegos Olímpicos” se leyó en ‘Jornada’, editado en Valencia. ‘F.E.’ (Falange Española) de Sevilla optó por “La Coruña solicita organizar los próximos Juegos Olímpicos en su nuevo Estadio”.
Entre los medios locales, no consta que ninguno incluyese dicho teletipo en sus páginas. Pero fueron conscientes de su existencia. Así, El Ideal Gallego publicó el 1 de marzo la siguiente nota: “Comunican de Berlín que La Coruña, Lausana, Tokio y Helsinki se disputan el honor de organizar los Juegos Olímpicos de la trasguerra. Sospechamos que la inclusión de la candidatura coruñesa debe obedecer a una maquiavélica maniobra de Fernando”. Desconocemos quién es Fernando y el motivo de esa presunta jugada “maquiavélica”.
Hay varios aspectos sorprendentes del teletipo de Alfil. Uno es la referencia a La Coruña. Otro es que está firmado en Berlín en 1944, un año antes de la caída de la ciudad en manos del Ejército soviético. El tercero —y esto puede estar relacionado con que la noticia se rubrique en Alemania— es que se nombran los “antiguos derechos” de Tokio y Helsinki, pero se obvian los de Londres. Los Juegos Olímpicos de 1940, que finalmente se suspendieron por la II Guerra Mundial, fueron concedidos de entrada a Tokio, que renunció a ellos porque en 1939 inició una guerra con China, por lo que fue sustituida por Helsinki. Además, en junio de 1939 Londres había sido designada sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 1944, pero, debido a la cancelación por el conflicto bélico mundial, se le concedió por defecto la siguiente edición, la de 1948.
Lo cierto es que Tokio difícilmente podía albergar unos Juegos Olímpicos, puesto que en 1945 sufrió el que es considerado el bombardeo no nuclear más mortífero de la historia, pero también lo es que Londres estaba en una situación parecida. Debido a los bombardeos nazis, la ciudad inglesa se estaba reconstruyendo y hubo dudas sobre si podría albergar la cita olímpica, así como protestas de sus ciudadanos, que veían como un dispendio organizar esa celebración deportiva. Londres no construyó ni una nueva instalación para la cita, y de hecho se adaptó Wembley como estadio olímpico, para lo que se reconvirtió una pista de carrera de galgos en una de atletismo, hecha con ceniza. Por contra, Riazor era nuevo, y de ahí que no sonase tan descabellado el asunto.
Ocho meses después del teletipo de Alfil, en octubre de 1944, se jugó por primera vez un partido de fútbol en el estadio coruñés. El campo contaba con capacidad para 36.212 espectadores y era el más vanguardista de España. Así, en 1945 acogió un partido de la selección y en 1947 la final de Copa del Rey.
Finalmente, tras los años de parón producidos por la II Guerra Mundial, los Juegos Olímpicos se reanudaron en 1948. La sede fue Londres. Helsinki albergó la edición posterior, la de 1952. En Tokio se celebraron las de 1964 y 2021. A Coruña y Lausana, las otras dos ciudades citadas por Alfil, no han sido sedes, si bien la segunda es la capital oficial del olimpismo desde 1994 y cobijó en 2020 los III Juegos Olímpicos de la Juventud de Invierno.
Quizá en un guiño a sus aspiraciones olímpicas, el estadio de Riazor original tenía varias referencias a los juegos creados por el barón de Coubertin.
La zona arcada situada donde hoy se levanta el Palacio de los Deportes se denominó Pórtico de Olimpia.
Lo que después fue Grada Elevada se designó como Grada de Coubertin. Y la Preferencia se llamó Tribuna de Amberes en honor a los futbolistas españoles —entre ellos el coruñés Ramón González— que lograron la medalla de plata en 1920. Además, estaba la Torre de Marathón, el único elemento del Riazor original que se conserva.
El estadio contaba con una magnífica pista de ceniza que se estrenó en 1945, cuando se disputaron los Campeonatos de la VIII Región Militar. En 1957 albergó los Campeonatos de España Absolutos.