Hace una semana, el edil de Cultura y responsable del área de Promoción da Cidade, Gonzalo Castro, apuntaba que un recinto cerrado de entre 2.500 y 3.000 espectadores redondearía la oferta musical de la ciudad. Lo decía en relación a las nuevas estrategias para los grandes conciertos, con una ampliación del Coliseum en el horizonte y con la previsión de volver a celebrar grandes citas en el Puerto de A Coruña.

Actualmente, la ciudad contempla varios escenarios para acoger citas de gran calado. El primero que se puede venir a la cabeza es el Coliseum, que ahora mismo tiene una capacidad para albergar a unas 8.500 personas, pero tras la futura reforma, la previsión es que acoja a 11.000. Por encima de este aforo se puede situar el muelle de Batería, que este pasado verano logró acoger a más de 12.000 personas durante el concierto de Scorpions. 

La playa de Riazor, normalmente escenario del Festival Noroeste, es uno de los espacios para más gente, con los recientes recuerdos de Patti Smith (70.000) y Tanxugueiras (80.000). El estadio de Riazor se podría situar entremedias, pero su uso, en la actualidad, se debe ceñir a la actividad deportiva, dejándolo solo disponible durante fechas muy limitadas. También entremedias se podría situar la plaza de María Pita, en cuyos conciertos gratuitos se pueden llegar a reunir más de 20.000 personas. 

Pero, por debajo del aforo del Coliseum, la oferta se ciñe a espacios mucho más reducidos, siendo el salto bastante notable, incluyendo recintos públicos y privados. Uno de los espacios de mayor capacidad es el Palacio de la Ópera, con una capacidad ligeramente por debajo de los 2.000 asistentes. 

El auditorio principal de Palexco cuenta con espacio para 1.500 personas; el teatro Colón, por su parte, puede acoger a unas 850; mientras que el auditorio del Ágora da cabida a medio millar, igual que la sala O Túnel. También está la sala Pelícano, cuyo aforo es de unas 3.000 personas, aunque para los conciertos no se utilice todo el espacio. Por debajo de todos ellos se encuentran las salas de conciertos de la ciudad, como la Mardi Gras, el Garufa, el Jazz Filloa o la Disfrutona, con aforos entre los 100 y algo más de 300 espectadores.

Poner en valor

Según Gonzalo Castro, al aire libre existe un lugar que considera idóneo, y que cree necesario poner en valor. Se trata del parque de Santa Margarita, en el que en verano se celebran conciertos para un par de miles de personas.

El edil explicaba hace una semana que se estudian espacios que puedan acoger conciertos con el aforo mencionado de 3.000 personas. Apuntaba como posibilidad de estudio la antigua cochera de Tranvías, pero también las naves del puerto.