Reportaje | La excepción analógica en A Coruña que sobrevive al margen de TPV y Bizum

Reportaje | La excepción analógica en A Coruña que sobrevive al margen de TPV y Bizum
Atlantic Tatoo, en la calle de Cordonería, no acepta tarjetas | Javier Alborés

Superado ya el noventero “¿tenéis para tarjeta?” y heredada de la pandemia una creciente tendencia a la estandarización del pago electrónico, los establecimientos que se mantienen fieles al efectivo como única opción para pasar por caja se erigen en poco menos que una ‘resistencia’ contra la digitalización. Sin embargo, lejos de perder posicionamiento en el mercado, siguen siendo algunos de los más reconocibles en su campo. 


Si bien se trata de una transición progresiva y con marchamo parece que de inevitable, las estadísticas del Banco de España en diciembre de 2022 apuntaban a que un 66 de los pagos en comercio se realizan aún en efectivo, algo que en Europa sonaría especialmente extraño. Por ejemplo, en Reino Unido resulta hasta difícil deshacerse de los billetes de libra, debido a la reticencia a utilizar efectivo en todos los ámbitos.

Only cash
No deja lugar a dudas la decoración de Atlántico Tatoo, en el número 18 de la calle de Cordonería. Una pintada a juego con lo tribal de los motivos en la pared advierte: “Only cash”. Más que una rebeldía contra los tiempos, Farias, uno de los profesionales en nómina, apunta a un sistema de organización del trabajo y a una realidad común en buena parte del sector: “Los tatuadores cobran al día y cada uno lleva su cuenta; somos varios dentro del estudio, caa uno es autónomo y con su clientela propia, así que nos resulta mucho más cómodo”. 


Ni siquiera las nuevas alternativas convencen a los tatuadores. “Alguna vez hemos aceptado Bizum, en el caso de que no se pueda ir a un cajero, pero nos descoloca un poco”, advierte.

 

Hostelería
Bajar de casa con la cartera vacía ha dejado de ser sinónimo de precariedad y hasta se acerca a lo mainstream. Lo saben también los hosteleros que, para evitar prisas de última hora, se adscriben al siempre funcional “no se admiten pagos con tarjeta” en un lugar preferente. 


En más de dos décadas de aventuras profesionales y ahora convertido en referente de la comida internacional, Ángel Couto, de Los Farolitos, jamás ha cobrado con una TPV. “O trabajas para ti o lo haces para el banco, y esta empresa es para darle de comer a mi familia, no a la señora Botín”, explica. “Si una empresa tiene que cerrar lo hace, y si un banco tiene que cerrar pide un rescate a Bruselas”, prosigue. 
El hostelero, pionero en su día del mundo del cibercafé, reconoce que no todos los clientes se lo toman igual: “Hay alguno que lo critica en internet, pero no se puede estar a gusto de todos”. Couto, que se define como “un poco nostálgico”, intenta acercar posturas y alcanza el límite de 60 cobros al mes con Bizum. 
Tampoco tiene visos de digitalización Dobao, un templo en forma de tasca clásica en la zona de Riazor. Con altar a la pota de callos, pero sin TPV, Roi Pose regenta desde hace 22 años uno de los referentes en despacho de oreja, morros, tortilla o pulpo. “No me gusta el digital y siempre hemos apostado por lo tradicional”, subraya. “A la gente también le sorprende que no tengamos televisión o cafetera, pero mientras sigamos abiertos así será”, finaliza uno de los máximos representantes de la resistencia de moneda y timbre. Curiosamente, tanto Atlantic Tatoo en su sector como Los Farolitos o Bodegas Dobao en la hostelería son referentes y líderes en facturación. l

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