En la Coruña, se celebra la primera exposición de la presentación del  cinematógrafo y también de Galicia, el acto tiene lugar el 2 de septiembre de 1896, en el Teatro Circo Emilia Pardo Bazán, instalado en la Marina, anteriormente en 1884 estaba situado en la Plaza de María Pita, siendo conocido entonces como Teatro Circo Coruñés, al trasladarse en 1888 a la Marina, en el lugar que hoy ocupa la Autoridad Portuaria, se bautiza con el nombre ya indicado, sus promotores y empresarios teatrales, Pedregal y Ramos, habían elegido dicho punto como el más apropiado para su emplazamiento, cuyo circo es ideado por el arquitecto municipal, Juan de Ciórraga, autor de otras obras en la Coruña y promotor de la difusión de las galerías, cuyo conjunto puede apreciarse en todo. Su trabajo estético en la avenida de Montoto.

Dicho teatro, al parecer, contaba con una capacidad para albergar dos mil espectadores, en este caso, más que el Teatro Rosalía, donde se daban cita las mejores compañías del espectáculo teatral, arte dramático, líricas ó ecuestres. Durante la época del carnaval se celebran en el Teatro Circo, los bailes la temporada y acoge a importantes conferenciantes, se trataba de un teatro multiusos. Para entonces, el cine ya había hecho su aparición en España, así entre los meses de mayo y agosto de aquel año, se había visto en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz, San Sebastián, Santander, Bilbao, Alicante, Gijón, Murcia y Avilés. El proyector era diferente en cada sesión, pero todos los modelos eran similares, tanto el de Roberto Paúl, Jorge Williams, José Rous ó Luis Lumiére.

El que se usó en la Coruña, pudo haberse traído del Reino Unido, donde había contactos comerciales directos y que podía denominarse el animátografo de Roberto Paúl, que presentó en sociedad el 20 de febrero de 1896 en Londres y vendido un mes más tarde. Aquella presentación en la Coruña, fue todo un acontecimiento social. Así el 2 de septiembre, se aprecia por vez primera en Galicia, siendo la Coruña, la ciudad elegida para anunciar la novedosa noticia del momento, se trataba de una serie de fotografías en movimiento ampliadas por una lente, cuya luz, se proyectaba sobre una lona blanca o superficie del mismo color, el resultado era una perfecta ilusión óptica animada, que dejaba boquiabiertas a los asistentes con sus exclamaciones de asombro.

El Telegrama

Al día siguiente el diario coruñés “El Telegrama”, se hacía eco de lo acontecido en aquella sesión inaugural, la que se había reservado para autoridades y prensa, para ser el día 3 en sesión hábil para el público, dicho diario, anunciaba el acontecimiento como; ¡Última maravilla del siglo! ¡Grandioso descubrimiento! 

Los pases se hacían en un intervalo de treinta minutos, dando inicio a las 20:30 horas y finalizaba a media noche. Constaba cada pase de ocho vistas, advirtiendo al espectador, en caso de que alguna quedara inutilizada, sería sustituida.

No todos aquellos pases se conservan hoy en día, las principales fuentes de aquellos, habían sido rodados en los exteriores con luz natural en un plano inmóvil de la cámara y de sesenta segundos de duración, la entrada para contemplar este novedoso espectáculo, se sobre valoró. Para acceder a verlo, de este modo, en silla o banqueta, el precio, fue situado en una peseta. Cuando abonarse a un diario de la prensa, era lo que le costaba al usuario en la cuota mensual. Mientras que, en la bancada, costaba la mitad, quizás la novedad de las primeras sesiones y la gente ansiosa de ver aquello, llamó su atención y empujaron los precios a lo más alto, en las últimas jornadas, del día 9 y 10 de septiembre, el precio se había reducido sensiblemente, ante la ausencia de espectadores.

Cabe la posibilidad que José Sellier, fotógrafo, hubiese asistido, como amigo de los hermanos Lumiére, según comentarios de la época, el cartel del día 10 de septiembre, última sesión de los pases de exhibición  del cinematógrafo, fue con arreglo a este programa:   1° pase, preciosa marina, con figuras y embarcaciones, 2° llegada del Express a la Estación de París, 3° sobre la cubierta del Victoria, 4° carreras de caballos del Gran Premio de Londres, 5° movimiento de carruajes sobre el puente del Thámesis, 6° las grandes regatas de Stanley, 7° célebre prestidigitador en la Gran Ópera de París, 8° hermosa niña saltando a la comba en la fuente de la Teja en Madrid.

Según los redactores, los cuales tampoco se ponen de acuerdo, si fue un cinematógrafo o animatógrafo, puede que fuese uno, ú otro, pero pasó a la historia, como el primero citado y exhibido en aquel tiempo en la ciudad, en la cual despertó una gran expectación, aunque no fue del gusto de todo el mundo, siendo su precio lo más destacado y lo que más llamó la atención del público, que por curiosidad no se quisieron perder aquel primer espectáculo visual.