Los colegios y centros educativos convirtieron la ciudad en una tierra de fantasía llena de niños, adolescentes y adultos que podían ser piratas, semáforos, vikingos o ratones. Las fiestas de carnaval de colegios como Calasanz, Eusebio da Guarda, Luis Seoane, Liceo de la Paz, Esclavas o las Jesuitinas despertaron la imaginación en unos festejos de temáticas variadas planteados desde principios de la semana.
Algunos niños vivieron su particular repaso por el globo terráqueo. ‘La vuelta al mundo’ es el último proyecto educativo del Calasanz. A lo largo de esta semana, cada curso descubrió los diferente estados de un continente especifico y demostró sus conocimientos con disfraces que representaban el estilo de una amplia variedad de culturas.
El instituto Eusebio da Guarda optó por un viaje por el tiempo en lugar de por el espacio con una fiesta temática titulada ‘Os tolos anos 20’. El charleston, los fedoras y las pelucas con cortes de pelo propios de la época combinaron con la arquitectura de una de las instituciones más antiguas en un concurso premiado con un chocolate con churros.
‘O Meco’ estuvo muy presente en los distintos centros. En el Liceo, este muñeco dejó cada día curiosas instrucciones como acudir con calcetines desparejados o con maquillajes estrafalarios. Pero fue el jueves cuando llegó el momento destacado: 375 niños de Infantil desfilaron como verduras y hortalizas.
El Luis Seoane mostró su compañerismo al compartir la fiesta de ayer con otra escuela infantil. Las obras del EIM Monte Alto unieron a los dos centros municipales con juegos, comilonas y otras muchas actividades que reforzaron los lazos entre los pequeños de ambos colegios.
A pesar del temporal ‘Karlotta’, el personal de las Esclavas no permitió que se les aguase la diversión y realizaron un festejo con sus alumnos más jóvenes en interior. Allí lucieron los disfraces de ciencia y experimentación que diseñaron con la ayuda de los profesores.