Reportaje | La Mardi Gras alimentará el alma y también el estómago

Reportaje | La Mardi Gras alimentará el alma y también el estómago
Mardi Gras Cuisine se adentra en el espíritu de la sala de música y de Nueva Orleans | Mónica Arcay

Cuando hace casi un cuarto de siglo nacía la sala Mardi Gras, la idea era crear una sala a la americana, un espacio donde “se escucha música, se come y se toman copas, un poco de todo”, explica Yolanda Villa.


En España no se prodigan este tipo de espacios, pero al otro lado del charco son más habituales. En aquel momento no fue posible, pero ahora, 23 años después, la idea se ha plasmado de otro modo, con el nacimiento de Mardi Gras Cuisine, un nuevo espacio de restauración situado en un local que da a las calles del Comandante Fontanes y Cordelería.


Explica Yolanda que con el tiempo, han visto cómo el público de Mardi Gras ha ido creciendo, construyéndose diferentes generaciones de melómanos. “La gente muchas veces no podía salir por la noche, entonces seguimos con esta idea de poder seguir por el día”.


Encontraron el local perfecto y nació el nuevo proyecto. “El sueño cumplido con la música está en la sala y el sueño cumplido con la restauración está aquí”, apunta Yolanda Villa.

 

Arte y comida

El arte y el espíritu de Nueva Orleans y de la sala Mardi Gras se mantienen en el nuevo proyecto, indica Villa. Y el arte está presente antes incluso de entrar, ya que al visitante lo recibe “un mural maravilloso” de Nor.

 

Mural mardi gras cuisine monica arcay
Mural exterior de Mardi Gras Cuisine | Monica Arcay


Dentro, una Nina Simone, multitud de pinturas y un mobiliario que no solo se adentra en la música, sino que ahonda en el espíritu de Louisiana. La abundancia artística desborda incluso en el personal, “hasta hay camareras que son cantantes”, bromea Villa.
 

Dentro del local, incluso un escenario que recuerda el espíritu de la sala Mardi Gras. “Tenemos un pequeño homenaje con la sala, ya que la música seguirá en la sala”, explica. “No es un bar sin más”, indica, al tiempo que explica que dentro “hay restos de otros bares, es algo divertido”.
 

La intención es acoger a todo el mundo durante todo el día: a los desayunos, quienes opten por el brunch, a los de la tapa con el vino, el del café con su trozo de tarta, los de las cenas e, incluso, las primeras copas de la noche.
 

La comida es variada, pero no faltan platos típicamente cajún, como la jambalaya. La carta “es corta”, pero incluye hamburguesas ‘Oklahoma’, pero también pan bao, gyozas o tomates verdes fritos, en temporada, entre otras cosas. 
 

Es, así, “un sitio donde estar a gusto todo el día, con un fondo de música bajita”. La cosa “va a ir cogiendo ritmo, como el otro Mardi Gras, va a ir pidiendo cosas con el tiempo”, concluye Yolanda Villa. 

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