Reportaje | Ellos ya no están, pero continúa siendo la “Torre del abuelo”

Los impulsores de la candidatura del faro bimilenario a Patrimonio Mundial, José Luis Vázquez Iglesias y Segundo Pardo-Ciórraga, fallecieron en 2007 y 2018, respectivamente. Familiares de ambos recuerdan cómo vivieron este proceso
Reportaje | Ellos ya no están, pero continúa siendo la “Torre del abuelo”
Familiares de Vázquez Iglesias inauguran en 2013 la calle dedicada al médico; a la derecha, junto a Carlos Negreira, su viuda; en el centro, con chaqueta, Segundo Pardo Ciórraga /Cedida

Este jueves se cumplen quince años de un éxito histórico para la ciudad y para la “Torre del abuelo”, como se refieren a la Torre de Hércules a día de hoy los nietos de José Luis Vázquez Iglesias, ‘Manito’, y de Segundo Pardo-Ciórraga. Tres lustros desde que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El proceso fue duro y largo. El gran impulsor de esta ilusión, Manito, no llegó a celebrar su triunfo, pero su herencia se mantiene intacta: la de perseguir un sueño hasta que se hace realidad.


Los familiares del que fue presidente del Instituto de Estudios Torre de Hércules (IETH) y fanático del monumento recuerdan los años de intenso trabajo. “El camino fue tortuoso, pero estaba tan ilusionado que era prioritario en su vida. No se paró, estaba entregado. Entre su profesión –era jefe de servicio de Aparato Digestivo en el Chuac–, su pasión por la fotografía y la Torre, lo tenía clarísimo: tenía que hacer que fuese Patrimonio de la Humanidad”, explica su viuda, Beatriz Pérez Coleman. “Nunca vi algo así”, añade, mientras lamenta que su marido no se pudiese unir a la ansiada fiesta en 2009, ya que falleció dos años antes


Natural de Ourense, lo que sintió por A Coruña y su Torre fue “amor a primera vista”. “Él siempre fue de faros y de puentes. Fuimos tan bien acogidos, estuvimos tan rodeados de cariño, que no tenía más que palabras de agradecimiento para la ciudad y su gente. El faro lo enamoró”, señala Coleman, a quien su marido le contagió su amor por el monumento. 


Este cariño ha ido pasando de generación en generación. Coleman tiene doce nietos y toda la familia se junta los fines de semana con la Torre en el horizonte. “La vemos desde Mera. Es como si él estuviese con nosotros. Hacemos mucha vida familiar porque somos unos enamorados de A Coruña”. 


En el proceso para conseguir ser distinguida por la Unesco estuvieron involucradas muchas personas que Coleman menciona con especial cariño. Arsenio, “tan querido por nosotros”, está presente en su hogar a través de fotografías. Y como no podía ser de otra forma, su “gran amigo”, Segundo Pardo-Ciórraga, compañero de ilusión y aventura. “Era una gran persona, al igual que sus hijas y su familia, que es muy especial para nosotros”. 


Durante esta década y media, considera Coleman, se ha perdido por el camino un proyecto “muy bonito”, como la conversión de la cárcel en el centro de interpretación de la Torre, pero espera que el interés por el monumento se mantenga siempre intacto.


El hijo de ‘Manito’, Jose Luis Vázquez Pérez-Coleman, define como una época de mucho trabajo lo que presenció. Nació como una afición, pero implicó muchas horas. “Mi padre iba a hacer fotos de la Torre y comenzó a interesarse por su historia, pero una cosa era el tema de la fotografía y otra el buscar apoyos, mecenas y gente que se implicara con el proyecto cuando este se inició”. 

Jose Luis Vazquez Iglesias Manito
José Luis Vázquez Iglesias 'Manito'

A día de hoy todavía se emociona cada vez que sale a correr y pasa por la calle que desde 2013 está dedicada a la figura de su padre. En el acto celebrado hace once años estuvo presente su familia, pero también su compañero de aventuras, Segundo Pardo-Ciórraga, fallecido  en 2018. Cada aniversario de la declaración de la Torre como Patrimonio Mundial, además, supone un hecho “solemne” para la familia, “sobre todo para mi madre”. 


El monumento volverá a brillar mañana en un acto especial en la explanada de la Torre, con la presencia de las familias de ‘Manito’ y de Segundo. Quince años de un sueño logrado. Quince años de la Torre del abuelo. 

 

Empeño de hacerlo "en memoria de Manito”

La de José Luis y Segundo es una historia que merece ser contada. Todo comenzó con una conversación entre amigos. La ilusión estaba sobre la mesa, el interés era mutuo y, finalmente, se sacó adelante “por el empeño de hacerlo en memoria de Manito”, señala Carolina Pardo-Ciórraga, hija de Segundo. Tras el fallecimiento de Vázquez Iglesias en 2007, se convirtió en el continuador de la causa al frente del Instituto Torre de Hércules. Llegó a celebrar en Sevilla, entre lágrimas, que el monumento era designado Patrimonio de la Humanidad el 27 de junio de 2009. Al otro lado del teléfono estaba Carolina con el corazón “sobrecogido”. “Entre sollozos me dijo: ‘¡Que sí!, ¡Que sí!”, rememora el feliz momento.


La hija de Segundo puntualiza que el trabajo, tras la muerte de Manito, no fue exclusivo de su padre, cabeza visible del proyecto: “Se retomaron las negociaciones con las administraciones, que se unieron, y nos ayudó mucho la comisión que logró que la muralla de Lugo fuese Patrimonio de la Humanidad, además de Arsenio Iglesias y el exministro de Cultura, César Antonio Molina, entre otros”, comenta. Todo el proceso dejó numerosas anécdotas en la memoria de los familiares de los implicados. En el caso de Carolina, su preferida es el viaje que realizó su padre a Nueva York para presenciar el acto de hermanamiento entre la Torre de Hércules y la Estatua de la Libertad. “Iba como un niño con zapatos nuevos”, indica. 


La vida de Carolina todavía sigue ligada al monumento. “Es importante y siempre lo fue. Nuestra vida sigue girando alrededor de la Torre y nos recuerda a nuestro padre con alegría. Para sus nietos también es la Torre del abuelo y yo estoy acostumbrada a verla siempre que voy al Paseo Marítimo con la bici, pero también tengo en mi trabajo fotografías, botellas con su imagen, etc.”. Sobre su evolución, cree que todos los gobiernos lo han hecho bien, “aunque siempre podría mejorarse”. 

Reportaje | Ellos ya no están, pero continúa siendo la “Torre del abuelo”

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