Decía Joaquín Sabina en su celebrado ‘Peces de ciudad’ que “al lugar donde has sido feliz no deberías tratar de volver”, una realidad comunmente asumida, pero ante la que parece rebelarse precisamente uno de los pescados más famosos del imaginario popular: la parrocha dorada. Durante cuatro décadas, entre 1975 y 2015 fue el neón que dio la bienvenida a uno de los epicentros de la noche de Santa Cristina, y se hizo tan célebre que se convirtió en paradigma de la metonimia para sustituir al oficial Goldenfish.
Es cuestión de semanas que ese famoso pez vuelva a nadar como pez en las aguas del Ayuntamiento oleirense, con una esperada reapertura que ya es la comidilla de los veteranos de la zona. No se trata exactamente de una reapertura de Goldenfish, sino de la recuperación de un concepto: el emplazamiento original estaba en el número 30 de la avenida de Santa Cristina, mientras que ahora ocupará el 20. Además, se alejará de la discoteca tradicional para ofrecer una versión del ocio más mainstream. Todo es un casi Goldenfish, incluso la gerencia, que correrá a cargo de Silver Roca, hijo del fundador y dueño histórico de ‘la parrocha’. “Jugamos con la nostalgia y esos tiempos de oro de Santa Cristina, desde los primeros ochenta a comienzos de este siglo”, afirma. “Queremos revitalizar la zona con un nuevo estilo, una Goldenfish 2.0”, añade.
Los que debutaron como adolescentes, salieron como adultos y ahora seguramente regresarán para empaparse de nostalgia se encontrarán una oferta que parece evolucionar al mismo paso que ellos: un local de tarde-noche, que abrirá alrededor de las 16.00 horas y cerrará a las 02.00 entre semana y algo más tarde los viernes y sábados. “Trabajaremos la buena copa, la coctelería y algo de cocina ágil, divertida y un poquito distinta”, explica Roca. “Ofeceremos un picoteo tipo tartar, ceviche, una buena burger o unos tacos, todo ello para todos los públicos”, prosigue acerca de un proyecto que responde a lo que hoy en día se denomina local 360 o híbrido, y que también hará especial incidencia en una coctelería muy cuidada. “También esperamos que después de cenar se bajen las luces, se pongan unos neones y le demos un ambiente más canalla al tema”, puntualiza el hostelero.
Todavía faltan la fecha definitiva de apertura, que será entre abril y mayo, así como los último retoques en un local que ya deja entrever su potencial en los 200 metros cuadrados que ocupa. Fuera, además, ofrecerá hasta nueve mesas para disfrutar de una localidad vinculada al sol y el verano. “Puede decirse que la gente que pasó Goldenfish ahora es un poco mayor. No le vamos a dar baile solamente, sino algo increíble, acogedor, con terraza, donde se van a sentir como en su casa”, advierten los padres, o mejor dicho los hijos, de un proyecto que no ha parado de generar expectación desde que estampó su logotipo en plena avenida.