Entre la legión de fans de Los Satélites en la ciudad seguro que muchos de ellos exclamaron “aleluya” al comprobar que mañana tendrán un último pase en 2023. Será la actuación estelar de unas fiestas parroquiales, las de San Francisco Javier, que poco o nada tienen que envidiar al cartel de una gran verbena de verano. Desde hoy y hasta el domingo los pasacalles, sesiones vermú u orquestas varias llenarán de ritmo una celebración que nació hace ya 20 años con la bendición del párroco, el padre Severino Suárez Blanco.
El que muchos consideran ‘el padre de todas las fiestas’ en la calle del Monasterio de Bergondo pareció importar a su llegada al barrio, en 1996, la tradición verbenera de su Vimianzo natal. Consideró que una parroquia no solamente se revitaliza a golpe de homilía, sino también de cadera. “Cuando llegué había unas celebraciones muy pobres, así que animé a la gente a hacer algo más grande: las fiestas tiran de las personas hacia arriba, se rompen las barreras de aislamiento de las ciudades, así como el dolor y las penas”, afirma.
Con esa filosofía que firmaría la mismísima Celia Cruz fue involucrando en su proyecto a decenas de feligreses, y no tan feligreses, que comienzan su labor recaudatoria a comienzo de año con las vistas puestas en el mes de noviembre. “Somos una parroquia humilde, sin grandes capitales, pero tenemos un grupo muy colaborador y solidario”, subraya el padre Severino, al que, reconoce, ya le gustaría que el barrio se volcase de la misma forma cada semana al pasar el cepillo.
La comisión de fiestas, presidida por Antonio Castro y organizada por el padre Severino, ha logrado el cartel más ambicioso de su historia, y lo ha hecho entre el crowfounding y la colaboración municipal. “Puede que sea el mejor cartel que hayamos tenido nunca, pero es que la gente tiene muchas ganas de fiesta”, advierte el párroco. “Yo no voy a bailar, pero cada uno tenemos nuestras cualidades y a mí me parece que la fiesta está entre las importantes en las de la gente. Además, se nos va a llenar la iglesia en las celebraciones”, dice. “Algunos fallarán a la misa del domingo, pero también la gente antes protestaba porque no podía dormir y ahora hace años que no recibo una llamada, así que deben estar todos de fiesta”, prosigue.
Además de la felicidad del prójimo y hacer barrio, y detrás de las luces y el ritmo de la fiesta, en el fondo de la iniciativa está también acercar la labor parroquial de San Francisco Javier a los más ‘paganos’. “Todo ayuda, porque muchos descubren la parroquia a través de estas fiestas y acaban viniendo con nosotros a Lourdes o Fátima”, confiesa el párroco, consciente de que, para ello, algunas actuaciones rezumarán sensualidad y unas letras muy poco católicas. “La gente se divierte y nadie se va a fijar en eso, lo importante es que todos están deseando ver a Los Satélites”, finaliza don Severino, que podría hacer suyo y reinventar el clásico de cine hasta exclamar: "Danzad, danzad, benditos”.