El parking de Os Mallos lleva cerrado desde el 26 de diciembre, cuando un incendio calcinó tres turismos y quemó parcialmente otro. A día de hoy se desconoce todavía el vehículo en el que se originó el fuego, por lo que, a falta de conocer el resultado del peritaje, el proceso de los seguros, explica el gerente, José Salgado, va lento. “Estoy desesperado”, señala. Nada le gustaría más que poder retomar la actividad del aparcamiento subterráneo y poner fin a las dificultades de los vecinos para estacionar sus coches en el barrio, pero de momento no puede poner fecha a su reapertura.
Hasta este viernes todavía permanecía en el parking un coche totalmente calcinado. Salgado relata que hasta el momento no se había podido retirar porque “estaba tan calcinado que no tenía ruedas y estaba apoyado en el suelo con los hierros. La grúa no tenía cómo agarrarlo y si se lo llevaban iría arañando todo el suelo que ya ha sido limpiado”. Al final, con una elevadora, se procedió a su retirada en la noche del viernes. Ahora que el aparcamiento ya está vacío, solo queda limpiar el espacio que ocupaba este vehículo, donde “la pared y el techo están caídos y en el suelo hay un montón de desperdicios”. La reparación de la parte eléctrica, como el cableado y las cámaras, será el siguiente paso. “Los tiempos los marca el seguro”, dice el gerente.
El gerente del subterráneo advirtió pocos días después del incendio de la tensión que iba a generar en el barrio la falta de estas plazas para estacionar los coches. Os Mallos es una zona con problemas de espacio desde hace décadas. En el parking aparcan más de 500 coches, que ahora tienen que buscar sitio en la calle, una misión cada vez más difícil. El portavoz de la Plataforma Veciñal Os Mallos, José Roble, lo confirma: “Es muy complicado aparcar, sobre todo ahora que ha habido peatonalizaciones”.