Hay cosas que acaban con una traca, y otras que empiezan por ella. El San Juan es de estas últimas: miles de personas abarrotaron el Paseo Marítimo frente a Riazor para contemplar el momento solemne del encendido de la falla de doce metros de alto. El montaje de cartón y madera (y un poco de fibra de vidrio, que fue lo que le protegió de la lluvia persistente que había caído la noche anterior) estaba listo. Y también Lucas Pérez, el capitán que había liderado al Deportivo al ascenso a la Segunda División. También estaba allí Henar Muiña, del Depor Abanca, que este año consiguió el ascenso a la máxima categoría del futbol femenino.
También estaba allí Carlos Ballesta, consejero del Deportivo y antiguo jugador y ayudante de Arsenio Iglesias en el Superdepor. Muchos entre el público vestían de blanquiazul para la ocasión. Pero el más popular era el capitán En primera fila había niños que gritaban “¡Lucas, te quiero!”. El hombre que había sacado al equipo de la oscuridad de la Primera RFEF, debía iluminar Riazor, como lo había hecho en el último partido.
Además de camisetas del Deportivo, había del Basquet Coruña, que también ha logrado este año entrar en la Liga Endesa y que estaba representado en el encendido por el jugador Alex Hernández. Seguro que 2024 será recordado para siempre en los anales deportivos de la ciudad, y por eso la torre de cartón estaba adornada por una canasta de baloncesto y por un globo en forma de piña en el que viajaban los dos equipos del Deportivo. Formaciones que nunca tiraron la toalla hasta que consiguieron ascender, y no en globo, sino a base de esfuerzo.
Quién si hincó la rodilla fue Toñin, que decidió pedirle en matrimonio a su novia Arantxa en Las Esclavas, pasadas las once. La magia de San Juan hizo el resto y ella respondió que sí, de manera que se casarán a finales del próximo año. Para ellos fue una noche mágica, aún más que para el resto de los presentes. Seguramente, la pareja se sentía como si los fuegos artificiales que estallaban en el cielo sobre su cabeza celebraban su compromiso.
La gente se amontonó alrededor del círculo de vallas metálicas. Lucas, como siempre, no falló, y pronto, comenzó a ser pasto de las llamas la inmensa estructura de cartón en la que también aparecía, representada a lomos de un libro, la poetisa Luisa Villalta, homenajeada en el Día das Letras Galegas de este año, y por eso acudieron también al encendido su madre y su hermana, María y Susana Gómez. Seguramente a Viilalta se le habría ocurrido algunas frases sonoras, más aún que la música o los cohetes. Algo que también iluminara la noche como hizo el fuego hasta que los Bomberos lo apagaron, quince minutos después.