Maridar en pleno 2024 una romería popular con un artista mainstream que se ajuste a la fiesta es un complicado ejercicio que, si bien lo solventaron a la perfección Rubén Blades o Manu Chao en años anteriores, no alcanzaron la significación que sí consiguió darle el asturiano Rodrigo Cuevas. Curiosamente, el inclasificable y ecléctico artista se encuentra en plena gira de La Romería, un espectáculo que arrasó y se metió en el bolsillo al público que abarrotó el auditorio. 

Pronto se quedaron en anécdota los 25 minutos de retraso para el comienzo de un show milimetrado pero con libre albedrío para el carisma de su protagonista: los músicos, detrás de una especie de mostrador temático, con percusiones, cajas de ritmos y guitarras. A veces acompañado por sus bailarines y con coreografía, y otras veces solo, Cuevas hizo el resto. ‘Bypa’ y ‘Más animal’ sonaron contundentes y folclóricas, pero más si cabe el discurso de un artista asturiano que pareció recién salido de Camariñas. “Uy, que suaveciño, parecedes Vijo”, dijo en sus apelaciones al canto popular. Después de pedir “a ver como canta a xente de A Coruña” suspiró: “Miña Virxe do Carme”. 

Dio las gracias a los asistentes, con los que mantuvo un diálogo constante y lleno de retranca, por asistir a La Romería, una gira con el nombre perfecto para la ocasión. "Vai ser a romaría máis importante das vosas vidas", advirtió el artista. 

Uno de los momentos más divertidos de la noche se produjo cuando, antes de interpretar ‘Valse’, invitó a quienes estuvieran a punto de casarse a tomarla como canción de bodas. Pidió, eso sí, que los que lo hicieran no pasasen por el altar o él aparecería reencarnado en La Húngara. 

‘Cómo Ye?!’ o la traca final ‘Muiñeira’ y ‘Romería’ cerraron la noche más enxebre posible.