La situación en la planta de reciclaje de Nostián parece estar degradándose mucho más rápidamente de lo que lo hacen los propios detritos. El Gobierno local no solo tiene que lidiar con las objeciones que ha suscitado un anteproyecto para la nueva planta, sino con lo que fuentes municipales califican de actos de sabotaje; una campaña que comenzó este lunes, y que impide a la planta procesar la basura con normalidad. De hecho, está poniendo la planta al límite, y podría rebasar la capacidad de almacenaje de desperdicios muy pronto.
El comité de empresa, que niega estar al tanto de ningún sabotaje, sí reconoce continuas averías, que achaca al estado obsoleto de la planta. Esta dispone de dos líneas de procesamiento de la basura que normalmente comienzan su turno a las seis de la mañana. Una arrancó a las 09.00 horas y la otra, pasadas las 12.00 del mediodía. “Funciona a marchas forzadas”.
Fuentes de la empresa consultadas reconocen que se presenta un fin de semana complicado, dado que se vienen encadenando durante varios turnos de sabotajes continuados y sistemáticos en las dos líneas de producción tanto en los sistemas mecánicos de tratamiento, de arrastre y eléctricos. Todo se traduce en que Nostián no está procesando la basura al mismo ritmo a la que entra, de manera que el foso donde se acumula se llena rápidamente.
Los daños incluyen cintas cortadas por cúter, o cables por cizallas o vehículos (palas, camiones) con las ruedas pinchadas. La empresa ha denunciado los hechos a la Policía Nacional, pero no se puede precisar la autoría, a la espera de que la investigación dé sus frutos.
Directamente relacionado con el conflicto está el nuevo contrato, cuyo anteproyecto se conoció esta semana. En él se calculan los costes laborales según las cifras actuales con el convenio del sector, puesto que el de Albada está caducado, pero los trabajadores querían que se incluyeran en el pliego sus reivindicaciones.
Y no son los únicos insatisfechos: el anuncio de que se introduciría un nuevo contenedor, este solo para envases ligeros, siguiendo el modelo de Sogama, ha encendido las alarmas. La alcaldesa, Inés Rey, aseguró ayer que “no se trata de que se renuncia al modelo de Nostián (con dos contenedores, orgánico e inorgánico, además del papel y el cristal). El Gobierno municipal sigue apostando por este modelo”.
Esta concesión va a durar quince años y va a costar 337 millones de euros, además de 52 millones de euros de inversión en una planta totalmente nueva. El BNG critica que el anteproyecto calcule que en quince años el 30% de la basura seguirá yendo al vertedero. Esta basura no reciclada tendrá el destino que escoja la empresa concesionaria que podrían enviarlo a la planta de Sogama o a cualquier otra parte. La Marea Atlántica denuncia que el canon por tonelada se duplica, que el nuevo contenedor complica la recogida. “É un movemento desesperado para aprobar algo”, señala su portavoz, María García.
Nostián ha arrojado siempre mejores resultados que Sogama, a la que ahora se acerca con este anteproyecto. En el ámbito Nostián la recuperación de envases es superior porque los envases, así como otros plásticos y metales, se deposita en el contenedor de la fracción inorgánica, que posteriormente se recupera en planta.
El índice de captura del contenedor de la fracción inorgánica es superior al contenedor de envases de Sogama, que recupera 18.6000 toneladas de envases de las 32.000 que llegan cada año a sus instalaciones.